La celebración de las navidades en esta coyuntura de pandemia ha hecho más que evidente que las mismas constituyen una tradición que ha hundido sus raíces de manera profunda en nuestra sociedad.
Durante las navidades se produjo una gran circulación vehicular y humana, compras, consumos (estimulados por el pago de la regalía pascual), así como la “gozadera” vivida habitualmente en la República Dominicana en la ocasión.
Durante el período navideño de pandemia se incrementaron los accidentes de tránsito, las intoxicaciones por alcohol, el contagio del virus (diciembre ha sido el mes en que más contagios se han producido durante todo el período de pandemia), se ha elevado a un 57 % el uso de las Unidades de Cuidados Intensivos, ha crecido el número de víctimas mortales, las reyertas y las pedreas a autoridades del orden, empeñadas en asegurar el respeto al toque de queda.
Se multiplicó también la asistencia a centros comerciales para el consumo de bebidas alcohólicas, sin respetar el distanciamiento y sin usar las mascarillas.
Todo indica que una proporción indefinida, pero significativa de la población, o ha perdido el miedo al contagio o ha llegado a experimentar un cansancio en torno a la cuestión del virus. En el período muchos se han manifestado como completos inadaptados a la situación, como inadaptados a los protocolos y normas establecidas para controlar el crecimiento del contagio.
Esa inadaptación, esa “crisis de adaptación” se traduce en una grave imprudencia contra la propia vida y las de otros.
La inadaptabilidad observada en parte de la población dominicana a que hemos hecho referencia, puede encontrar explicación en dos razones diferentes: por una parte, en la existencia de rangos de inconsciencia, indolencia, irresponsabilidad, o deseo de escape, de las personas que se han manifestado inadaptados, y por otra parte, en la existencia de un grueso considerable de la población que sobrevive por la labor que desempeña en el día a día.
En el primer caso nos atreveríamos a hablar de la existencia de niveles de patología social e individual.
En el segundo nos postulamos en favor de mantener y ampliar su apoyo material.
Hoy, cuando se alude al surgimiento de una nueva cepa del virus, y que algunos han llegado a hablar de que la misma muestra un aumenta en su poder de contagio, consideramos que para enfrentar las inadaptabilidad a la situación actual, se requiere que nuestras máximas autoridades se empleen a fondo, disponiendo de mayores recursos para enfrentar el covid-19, manteniéndose firme en las medidas severas establecidas y por establecer, disponiendo una masiva y contundente campaña de publicidad y orientación, demandando el cumplimiento de los protocolos, y reclamando el cumplimiento de comportamientos que nos hagan una mejor sociedad: prudencia, responsabilidad, conciencia, solidaridad, templanza y disciplina.