Shanghái cerró empresas y confinó a la mayoría de su población en sus casas el 28 de marzo tras un repunte de los contagios.
BEIJING.- Shanghái permitió que cuatro millones más de residentes abandonen sus casas el miércoles al tiempo que alivia algunas restricciones que han aislado a la mayor ciudad de China y algunas fábricas reanudan sus operaciones.
Un total de casi 12 de sus 25 millones de residentes pueden salir al exterior luego de la primera ronda de flexibilización de medidas de la semana pasada, dijo Wu Ganyu, funcionario de salud, en una conferencia de prensa. Wu apuntó que el virus estaba “bajo control efectivo“ por primera vez en algunas partes de la metrópolis.
Shanghái cerró empresas y confinó a la mayoría de su población en sus casas el 28 de marzo tras un repunte de los contagios.
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Esto provocó quejas por la falta de acceso a los suministros de comida y medicamentos. Quienes arrojan positivo al virus pero no desarrollan síntomas tienen que ingresar en centros de cuarentena habilitados en salas de exposiciones y otros edificios públicos.
El cierre de Shanghái y otros centros industriales para combatir los brotes ha provocado temores globales por posibles interrupciones en la producción y el comercio en todo el mundo. Los datos oficiales mostraron esta semana que la actividad económica de los tres primeros meses del año bajaron con respecto al último trimestre de 2021.
En Shanghái se registraron el 95% del total, o 18.902, 2.495 de ellos con síntomas.
Las cifras del último brote en China son relativamente bajas, pero el gobernante Partido Comunista está aplicando una estrategia de “cero COVID” que supone cerrar grandes ciudades para aislar a cada caso positivo.
El miércoles, el gobierno reportó 19.927 nuevas infecciones en el territorio continental chino, de las cuales todas menos 2.761 tuvieron síntomas.
En Shanghái se registraron el 95% del total, o 18.902, 2.495 de ellos con síntomas.
El gobierno señaló que 26.760 positivos asintomáticos salieron de observación el miércoles, entre ellos 25.411 en Shanghái, donde algunos se quejaron de que los centros de cuarentena son insalubres.
