Luís Abinader es el más deportista de los presidentes que hemos tenido… Lo ha demostrado con hechos, no solo con palabras…
El salvó la temporada 2020-21 de la pelota, acudió al estadio Quisqueya y no solo lanzó la primera bola, sino que además, subió a conversar y dejarse entrevistar por los miembros de la cadena de transmisión… Dio el zapatazo de honor y presenció un partido de la LDF…
Acudió a una burbuja de básket en Punta Cana, recibe en Palacio a diversidad de seleccionados y su Gobierno otorgó a los atletas los incentivos económicos visto jamás…
También, por contar con su voluntad, el administrador de BanReservas, Samuel Pereyra, tiene cartera abierta para apoyar a los deportistas… También ha tirado primera bola en Grandes Ligas y en el más reciente y grandioso puntillazo, su Gobierno invirtió 129 millones en la adecuación del estadio Quisqueya para la Serie del Caribe…
Pero, y aquí está el bendito pero, no se le vio el pelo por el estadio… ¿Qué pasó? ¿No me digan que tan temprano le tiene miedo al “monstruo”? (al público)…
Pues miren, como en los estadios no sólo se habla de pelota, sino también de política, creo que Abinader no se iba a someter al escrutinio de El Soberano con gas propano casi a 200, gasolina casi a 300, precios muy altos de la comida, la gente cogiendo la yola de nuevo, con el carro de la reelección en marcha y la oposición sacando la cabeza y enseñando los molleros…
No es verdad que alguien inteligente como él se iba a arriesgar a un abucheo, por pequeña que sea, cuando no ha cumplido ni siquiera año y medio de gobierno… Un abucheo de 500 gargantas se escucha en cualquier multitud y en un conuco clientelar como este, por dos mil pesos un fanático abuchea hasta a su propio equipo… O sea, que creo firmemente que fue una ausencia política… ¿Qué Palacio, que era que tenía una agenda apretada?.. Okey, pero háganme ahora el de Pepito.