¿Será espuma o chocolate?

¿Será espuma o chocolate?

¿Será espuma o chocolate?

Claudio Caamaño Vélez.

Cuando comenzó el apresamiento de personas señaladas de corrupción, la población vio una luz al final del túnel. Pensamos: “nos robaron por muchos años impunemente, pero ya van a tener lo suyo”.

Se popularizó la frase “duerman con ropa”, y todas las semanas se tenían expectativas de quiénes serían los próximos. Cada ronda de apresamiento superaba la anterior, tanto en las sumas involucradas como en el nivel de las figuras.

Las audiencias se transmitían en vivo. Ver a esos “intocables” entrar “amarrados” y luego sentaditos uno al lado del otro, cual mansas palomas posadas en un alambre de alta tensión.

Pero ahora, al ver cómo ha pasado el tiempo, y no sólo no hay condenas, sino que además van variándoles las medidas de coerción por otras menos rigurosas, a uno se le va desinflando la esperanza. No porque los manden para sus casas, a disfrutar de las comodidades en muchos casos fruto de la corrupción, sobre todo porque esa variación va poniendo en evidencia (al menos esa es la impresión) las debilidades de esos expedientes.

Otra razón de preocupación es que ahora ellos esperarán juicio de fondo en sus casas, y tendrán “menos prisa”, e incidentarán el proceso a la espera de que las circunstancias “sean más favorables».

También es bueno señalar que cuando una persona es condenada y apela, sigue en la misma situación que estaba. Eso quiere decir que si los condenan (sabrá Dios cuando) y apelan, permanecerán en sus casas.
No quiero pensar que la lucha contra la impunidad es más espuma que chocolate. Ya tocará ver qué pasa. Mis esperanzas se van poniendo chiquitas, pero no las pierdo.



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