¿A dónde se ha ido la responsabilidad? ¿Dónde está el compromiso? Crecí con la idea de que aquello que comienzas debes acabarlo y que dejar algo a medias nunca es una opción.
Creo firmemente en que la palabra vale y que si te comprometes con algo tienes que realizarlo aún cuando los obstáculos sean muchos y quizá el beneficio no sea el esperado. Sin dejar que otros se aprovechen, hay que solucionar, creer en ti y seguir trabajando.
Pero hoy en día eso de “no pasa nada” está a la orden del día, especialmente en las personas un par de generaciones posteriores a la mía. Sin ánimo de caer en tópicos o de señalar, pero solo esta semana he tenido dos casos de una total y completa irreponsabilidad, pero además han actuado sin importarles las consecuencias, con toda su calma no han hecho lo que les correspondía, han dado una excusa, algunos ni eso, y han dejado que otros lo solucionen.
Hay causas mayores, esas que se te escapan totalmente de las manos y que te pueden llevar a no cumplir con algo. Pero esos casos son la excepción.
Todo lleva trabajo, entrega, sacrificio y un sin fin de palabras compañeras de esfuerzo, y eso se logra con un verdadero compromiso por hacer las cosas bien, por trabajar para realizar las cosas contra viento y marea, si es necesario, y no solo resolverlas, hacerlas como deben ser. Hay que dejar las excusas y los “no se puede” para cuando sean necesarios.
Compromiso y responsabilidad llevan a satisfacción y credibilidad. Satisfacción de un trabajo bien hecho y credibilidad traducida en que quien te conoce sepa que no le vas a dejar tirado a medio camino. Y eso se logra de una sola forma: siendo responsable de aquello a lo que te comprometes.