Cuando era pequeña escuchaba a las personas mayores decir: “fulano fue embajador en tal sitio”, sólo ese comentario te indicaba que ese fulano era un hombre o mujer de valía profesional, formada para tal misión en el extranjero.
Daba prestancia.
Con el tiempo y el deterioro producto del clientelismo político que observamos, ser “embajador” de nuestro país en el extranjero puede serlo cualquiera y eso es peligroso.
Da igual si es un médico, carpintero, periodista, seudo político de base, comerciante, amiga o amigo íntimo del Presidente de turno o simplemente alguien que invirtió un buen dinero en campañas proselitistas y es necesario agradecerle su importante inversión y defensa de intereses con un nombramiento en el exterior aunque sólo sea para ir a pasear, pagados todos de los bolsillos nuestros con salarios estratosféricos.
Hoy más que nunca (a eso me referí en mi penúltimo artículo publicado en estas mismas páginas con relación a la excesiva nómina exterior que tenemos) somos testigos del pésimo manejo de la situación exterior que el gobierno del presidente Medina no enfrenta con decisión, aún a sabiendas de lo anteriormente descrito, herencia nefasta de Leonel Fernández, quien dejó un legado de embajadores a Medina poco deseable, que en vez de llenarnos de orgullo nos hacen bajar la cabeza de vergüenza.
Pero tampoco el Presidente mueve fichas ni ordena nada en Cancillería, en donde que reina un feudo familiar y político de sangre reformista a ultranza. De hecho, el canciller Morales Troncoso estuvo mucho tiempo de recuperación por quebrantos de salud y nuestro país se dio el lujo de no tener un canciller durante esa ausencia. ¡!! ¿Cómo es posible algo semejante??!!
Tampoco logro entender porqué un embajador y subalternos tienen que ganar sueldos de lujo cuando algunos, carentes de toda formación, ni residen permanentemente en el país a donde se supone fueron designados y tampoco justifican en la medida de lo posible su jugoso sueldo en un país con tantas precariedades humanas, sociales y de toda índole como este, donde todos pagamos esos sueldos.
Indignante!! De qué nos vale pagar miles y miles de dólares o euros a individuos que lo que hacen es darse la gran vida en esos países donde miran al dominicano por encima de sus hombros e incluso a propios empleados de sus sedes cuando aterrizan con aires de grandeza.
Con esta pésima política exterior llena de embajadores y empleados poco útiles a la sociedad, donde los buenos son contados con los dedos mi mano derecha y sobran dedos, ¿qué podemos esperar? Leonel Fernández y otros gobernantes se empeñaron en dañar la imagen del servidor público en el extranjero pagando favores con nombramientos cuestionables.