Confieso que el mejor piropo que me pueden hacer es: “eres un libro abierto”. Antes me preocupaba ser tan transparente porque sentía que eso me hacía vulnerable, pero hoy lo considero una virtud. Lo que se ve, es lo que hay.

A muchas personas les parece positivo, otras no saben cómo manejarlo.No

soporto la cultura de la hipocresía. Es una pérdida de tiempo. Cuando veo a personas predicar una cosa y hacer otra, me molesta.

Esas personas que van de defensoras de ciertas causas, con valores muy marcados de boca para fuera y, luego, al momento de la verdad solo es una fachada.

Creo firmemente en ser sincera, es ser coherente entre lo que dices y lo que haces y en mantenerte fiel a tus principios y a tus valores. Todo eso se irradia, se nota y se esparce. Y se aplicaren las cosas más sencillas porque quien eres lo marca cada una de las acciones que haces.

La vida me ha enseñado que no todo es blanco o negro, pero sí que hay cosas bien hechas y cosas mal hechas.

Si alzas la voz contra algo, no debes dejarlo simplemente en palabras, tienes que actuar en consecuencia, porque es muy fácil proclamar, no tanto actuar.
Cuando logras equilibrar tus pensamientos, tus emociones y tus acciones llegas a una plenitud incomparable.

Te das cuenta de que ya no tienes que demostrar nada, simplemente puedes ser tú mismo y asumir las consecuencias de todo. No hablo de tener razón, hablo de ser coherente en cada faceta de tu vida.

Y aquí entra algo muy importante: ser capaz de escuchar y respetar, porque aun siendo fiel a ti mismo nadie te da derecho a imponer tu criterio a los demás. Sí a tenerlo, no a esperar que los demás lo tengan.