Ser buen docente en la covidianidad

Ser buen docente en la covidianidad

Ser buen docente en  la covidianidad

Altagracia Suriel

A propósito del inicio de las clases online y de la necesidad de adaptarse a los paradigmas que plantean las estrategias virtuales para asegurar el aprendizaje en tiempos de covidianidad, es pertinente reflexionar sobre el docente de la virtualidad a partir de sus estilos.

Los estilos docentes tradicionalmente pueden ser autoritarios o democráticos y se asocian a las diferentes metodologías o escuelas pedagógicas como el conductismo o el constructivismo.

Para Camilo Hurtado, en los comportamientos conductistas se ubican aquellas conductas que tienen como expectativa que las conductas de otros se ajusten a determinadas convenciones y que esperan que los individuos se comporten bajo esquemas y paradigmas preestablecidos.

En ese sentido, existe una conexión entre conductismo y los estilos autoritarios en los que el docente se rige bajo formalismos, formas tradicionales y espera que el alumno se comporte conforme a las reglas que regulan el aprendizaje considerando en condición de igualdad a todos los participantes en el proceso, sin atención a particularidades.

El estilo autoritario asimila el modelo típico de la educación tradicional, influida por el esquema de normas y de refuerzos positivos y negativos que influyen en los comportamientos de los estudiantes.

Por otro lado, existe un estilo democrático que se caracteriza por la existencia de transparencia, responsabilidad y toma de decisiones conjuntas.

Analizando las actitudes del docente en el constructivismo, José Solano plantea que es necesario que se tome en cuenta el nivel de desarrollo y el proceso cognitivo de los estudiantes, que el docente tenga el rol, no de dirigente, sino de facilitador que orienta la búsqueda de conocimiento y el nivel de reflexión, procurando para el grupo aprendizajes significativos.

Estas actitudes se corresponden con un estilo docente democrático que respeta la individualidad de los alumnos, reconoce sus capacidades y crea un ambiente idóneo para lograr el desarrollo y potencial de los individuos a los que guía y acompaña.

Ser buen docente en la covidianidad implica superar el papel tradicional del maestro como amo y señor del aula, empoderando a los alumnos, que son los verdaderos protagonistas de su aprendizaje.



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