Socrates, un protofilósofo, maestro de Platón, caminaba por las calles de la antigua Atenas y preguntaba sobre verdad, belleza, justicia, y se daba cuenta que había varias respuestas diferente sobre un mismo tema, y mientras más preguntaba observaba de que ellos tampoco tenían una respuesta concreta.
Esto me ha pasado a ver el debate que ha llegado hasta la atmosfera internacional con corte populista para condenarnos. Mientras más indago y leo sobre la Sentencia en cuestión del Tribunal Constitucional de la República Dominicana, más nos damos cuenta que se parece a aquella Atenas, que hay distintas opiniones al respecto, que pueden hasta confundir, y solo me cuesta decir, que yo solo sé que no sé nada.
El problemas está en las interpretaciones que le da cada a quien, según su punto de vista, hay quienes interpretan las interpretaciones mal intencionadas o no de otros, sin ni siquiera haberse leído una página de la sentencia. Nosotros hemos tenido que leerlas.
Esta sentencia no le quita la nacionalidad a nadie, al contrario, indica a que los organismos del Estado Dominicano hagan su trabajo, que no lo han hecho durante décadas, acarreando este revolú.
Está apegada a la Constitución de nuestro país, y ratifica una sentencia anterior de la Suprema Corte de Justicia.
La amnistía no puede ser, porque ya hay un fallo del Tribunal Constitucional, y de hacerse tal amnistía vulneraria la tan mencionada institucionalidad de la cual nos afanamos en mencionar. La solución política, como dijo de forma atrevida aquí el presidente del Senado de Haití, debió decirlo en su país, es otra manera de seguir hundiendo nuestras instituciones, lo cual no debe ser.
Ya hay una sentencia, y hay que cumplir la ley. Estoy seguro que no todos las personas envueltas en este asunto, que no solo son los descendientes de haitianos, que deben pasar por el lamentable proceso de presentar pruebas de que son dominicanos, quedarían sin nacionalidad o en un limbo jurídico.
Las autoridades dominicanas sin dilación y sin populismos deben trabajar en la regularización de los extranjeros como manda la sentencia, y “hacer lo que nunca se ha hecho” que es hacer cumplir las leyes y no ser tan irresponsables y desidiosos al momento de sus ejecuciones.