Señores, el mundo no se acaba mañana

Señores, el mundo no se acaba mañana

Señores,  el mundo no se acaba mañana

German Marte

Una de las grandes maldiciones de la civilización actual y de nuestra sociedad en particular es que mucha gente se ha metido en la cabeza que tiene que llegar a ser rica rápidamente y a cualquier precio.

La ambición desmedida y el individualismo nos están llevando a un abismo moral colectivo.

Así, el dueño de la funeraria no lamenta para nada si en un accidente frente a su casa mueren 15 personas, él solo quiere que su negocio prospere; y el deseo más profundo de un estudiante de Derecho es graduarse y que su primer cliente sea un narco poderoso “para pararse”, a él no le importa nada cuántas personas ha mandado a matar su cliente.

El novel ingeniero quiere que le den esa primera contrata, pero no para perpetuar su nombre y ganar buena fama por su obra, sino para hacer dinero.

Algunos periodistas juran desde antes de entrar a una redacción que no van a llegar a viejos “con una mano delante y otra atrás”, como otros colegas que “no saben buscársela”. No, el sacrificio no es para ellos… quieren ser famosos y ricos desde antes de saber escribir bien un pie de foto.

Una cúpula empresarial que quisiera que el trabajador trabaje más horas por el mismo salario .
Ciertos médicos, en ocasiones verdaderos “matasanos”, solo recetan medicinas de un laboratorio específico, porque es el que les patrocina un viaje a un congreso o un paseo en un crucero.

Y así sucesivamente… el dueño del colmado arregla el peso para robarle un par de onzas de salami a la doñita, el policía se convierte en sicario, el diputado aprueba leyes sin haber leído siquiera el proyecto, nada más porque le” mojaron” la mano, etc., etc., etc.

En definitiva, en esta época, casi todo el mundo parece obsesionado en tener y tener, como si de ello dependiera su felicidad, y peor todavía: lo quieren rápido y con el menor sacrificio, como si el mundo se fuera a acabar en las próximas horas.

Todo esto ha provocado una crisis moral generalizada o viceversa. Estamos ante un modelo de sociedad en decadencia, que alienta el consumismo, el individualismo rampante, la vida fácil y las falsas necesidades.

Afortunadamente, esta situación no es irreversible, pues aún hay gente con mucha calidad humana, que cree en el trabajo, en los estudios, en el amor y en la solidaridad… después de todo, el mundo no se acaba mañana.



German Marte

Periodista dominicano. Editor www.eldia.com.do. Comentarista de radio y TV.

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