Un conocido periodista italiano le preguntó esta semana al Papa Francisco a dónde van las «almas malas» y «dónde son castigadas».
Eugenio Scalfari, fundador del diario italiano La Repubblica, publicó el jueves en ese medio un artículo con la supuesta respuesta que le dio el Pontífice.
Pero el Vaticano difundió ese mismo día (Jueves Santo, según la tradición católica) un comunicado para desmentir la declaración.
En el mensaje explica que el texto se basaba en una reunión privada que el Papa tuvo con Scalfari con motivo de la Pascua, y que no había sido una entrevista.
Agrega que el artículo de Scalfari «es fruto de su reconstrucción»de la conversación.
¿Existe?
Eugenio Scalfari, un ateo declarado, cita al Papa diciendo que «las almas no son castigadas».
«Aquellos que se arrepienten obtienen el perdón de Dios y van a las filas de quienes lo contemplan (a Dios)», continúa.
«Pero aquellos que no se arrepienten y no pueden ser perdonados desaparecen. No existe el infierno, sino la desaparición de las almas pecaminosas», concluye Francisco, según Scalfari.
En su comunicado, el Vaticano responde que «las palabras precisas pronunciadas por el Papa no son citadas».
«Ninguna cita en el artículo antes mencionado, entonces, debe considerarse como una transcripción fiel de las palabras del Santo Padre», añade.
Este tuit de La Repubblica dice «#EugenioScalfari, entrevista con #PapaFrancesco: ¿Dónde están castigadas las almas malas? «No existe un infierno, existe la desaparición de las almas pecadoras».
La imagen del tuit muestra una cita de Scalfari diciendo: «Nos telefoneamos a menudo, el Papa y yo, para intercambiar noticias el uno del otro. Pero a veces, nos reunimos y hablamos bastante tiempo. De religión y de política».
¿En qué se diferencia la presunta respuesta del Papa de la doctrina católica oficial sobre el infierno?
«Fuego eterno»
El Catecismo de la Iglesia católica dice que «esta afirma la existencia del infierno y su eternidad».
«Morir en pecado mortal sin arrepentirse y sin aceptar el amor misericordioso de Dios significa permanecer separado de él para siempre por nuestra libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios se llama ‘infierno'», explica el libro.
«El principal castigo del infierno es la separación eterna de Dios», precisa.
El libro también dice que Jesús solía hablar del «fuego inextinguible» o «eterno»para aquellos que al final de sus vidas se niegan a creer y a convertirse.
Además, el Nuevo Testamento (parte de la Biblia que recoge la vida y las enseñanzas de Jesús) presenta al averno como «un horno ardiente, donde ‘será el llanto y el rechinar de dientes'».
¿Por qué algo tan tenebroso es tan relevante para la Iglesia y los católicos?
Religión mesiánica
El concepto del infierno para la Iglesia católica es importante porque el cristianismo «es una religión mesiánica de salvación», dijo Bruce T. Morrill, profesor de Estudios Teológicos de la Escuela de Divinidad de la Universidad de Vanderbilt, Estados Unidos, a BBC Mundo.
«La convicción fundamental es que la humanidad está bajo peligro mortal, de una magnitud tal que solo la intervención de Dios puede salvarla», agrega el también sacerdote jesuita.
«El cristianismo, por supuesto, surgió de la convicción (fe) de que Jesús era este Mesías (salvador)», sostiene.
Pero aún después de la llegada de Jesús, el mundo sigue en sufrimiento y pecado.
Entonces, surge la pregunta de qué creen los católicos que Jesús salvó a las personas, si siguen padeciendo.
«Esto propicia una noción particular del cielo, pero también de su opuesto: el infierno», dice Morrill. «El cristianismo requiere la creencia en el infierno», agrega.
Para Giulio Maspero, profesor de Teología Sistemática de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, Roma, negar la existencia de la hoguera eterna sería como «imaginarse que Dios dijera que las decisiones de Hitler fueron iguales a las de la Madre Teresa de Calcuta».
Este ejemplo se explica, según le dijo el profesor Morrill a BBC Mundo, porque «el infierno es la respuesta teológica al problema de la salvación divina, pero también al de la justicia».
«Efecto dominó»
Pero para Kevin Madigan, profesor de Historia Eclesiástica de la Escuela de Divinidad de Harvard, hay otras razones por las que la Iglesia defiende tanto la creencia en las tinieblas eternas.
«La existencia del infierno es una enseñanza tradicional de la Iglesia católica y que fue enseñada por Jesús, por lo que es muy difícil que una Iglesia se retracte si cree que sus enseñanzas son divinas», escribió Madigan a BBC Mundo.
Agregó que «muchos tradicionalistas temen un ‘efecto dominó’ o que la reversión de cualquier doctrina antigua lleve a una cascada de reversiones y al vaciamiento de la doctrina».
Sin embargo, Madigan asegura que hay muchos religiosos que creen en algo parecido a lo que se supuestamente dijo Francisco: que las almas de los «malvados» simplemente desaparecen.
«No creen que un Dios misericordioso y bueno pueda enviar a alguien, incluso a los más malvados, a un estado de castigo eterno», asegura.
Madigan comenta que muchos católicos progresistas no creen que el reino de Satanás exista como lugar ni como estado del alma, por lo que «no hay necesidad de angustiarse», dijo.