Cada año las playas también son contaminadas con una gran cantidad de desechos generados por el público. archivo
SANTO DOMINGO.-La celebración “atípica” de la Semana Santa sin la presencia del público en las playas del país, como resultado del aislamiento para evitar la expansión del Covid-19, repercutirá de forma positiva en la recuperación de los ecosistemas costeros y marinos y el medio ambiente.
“A sabiendas del impacto funesto que está generando este virus en la salud humana, no hay nada malo que no traiga también algo bueno. El lado favorable es, sin duda, la recuperación de la flora y fauna, no solo marina, sino el respiro dado al planeta”, reflexionó Ydalia Acevedo Monegro, viceministra de Recursos Costeros y Marinos del Ministerio de Medio Ambiente.
Tomando en cuenta el impacto negativo a que son sometidas las playas por el uso intensivo, en particular las del Este, algunas saturadas por el maltrato de los usuarios, importantes componentes logran regenerarse y así cumplir con su rol en la naturaleza, según la bióloga marina.
Regeneración
Entre los recursos más beneficiados por la ausencia de bañistas figuran las dunas, los arrecifes de coral y manglares, así como la micro fauna que necesita y toma tiempo para prosperar, los cuales juegan importantes funciones en la naturaleza y el cambio climático.
“Tenemos el caso particular de los arrecifes de coral, donde se genera la mayor parte de la vida marina y son ecosistemas que están en estado de degradación por la subida de temperatura, la acidificación de las aguas, y cuando la gente va de forma masiva, solo con las pisadas se afectan”, refiere Acevedo Monegro.
Refiere que ese ecosistema emblemático mitiga los efectos de los fenómenos naturales, al igual que los manglares sirven de barreras a las fuertes oleadas y vientos, y son reservorios para la reproducción de peces y otras especies acuáticas.
Medidas anteriores
La funcionaria pone en contexto que cada año se ven obligados a cerrar más de cien playas y balnearios en todo el país por el peligro que representan para el alto número de visitas.
Ella, al igual que otros ambientalistas y ecologistas que trabajan por la preservación de los recursos naturales, ven esta pausa obligada como beneficiosa, dada además la ausencia de embarcaciones, que muchas veces derraman químicos y sustancias que afectan la fauna y flora marina.
Citó por igual el caso de la atmósfera que, en estos momentos, registra una baja generación de monóxido percibido por la población, aunque no se han hecho mediciones.
— Afecciones
Sólo las pisadas de la gente impacta áreas protegidas como Bahía de las Águilas y otras reservas que, aunque estén en buen estado, reciben muchas visitas.