Seis mujeres y una enfermedad en común que no es tan color rosa

Seis mujeres y una enfermedad en común que no es tan color rosa

Seis mujeres y una enfermedad en común que no es tan color rosa

SANTO DOMINGO.-Un bulto, una bolita o un tumor son las palabras con la que empiezan seis mujeres a describir que fue la razón que las llevó a realizarse un chequeo y que posteriormente fueron diagnosticadas con cáncer de mama.

Algunas narran que al enterarse de esa noticia entendían que era una sentencia de muerte. El Día quiere dedicar este escrito a aquellas mujeres que no corrieron con la misma suerte de poderlo contar y alertar a aquellas que todavía gozan de salud a que hagan su chequeo preventivo porque esta enfermedad no es tan color rosa ni tiene fecha en el calendario para su debut.

Año 2003
Zoila Mazara narra que sintió en su seno izquierdo un nódulo que define como “bastante grande”, motivo por el cual visitó al ginecólogo quien le dijo que no era nada de malignidad sin embargo ella sentía una molestia y se realizó una sonomamografía la cual arrojó resultado fue cáncer de mama estadio III.

Esta noticia generó un gran impacto en Zoila, “porque a mí”, fue lo que pensó en ese momento.

En su proceso se sometió a una cirugía para extirpar el seno, después recibió quimioterapia y 25 sesiones de radioterapia (estas últimas en el Instituto de Oncología “Dr. Heriberto Pieter”). Luego de todo este se realizó un implante mamario.

Año 2004
Marilú Marrero, en la actualidad Marilú tiene 62 años de edad, pero el año 2004 fue diagnosticada con cáncer de mama estadio III, con apenas 44 años de edad. En el caso de ella fue su esposo Willy que observó algo inusual y dio la señal de alarma.

Esto la motivó a ir al hospital “Dr. Heriberto Pieter”, donde le confirmaron que tenía esa enfermedad y que para ese entonces no había cobertura para enfermedades catastróficas. Marilú recibió quimioterapia para reducir el tumor y luego ser sometida a una mastectomía, después de la cirugía en el 2005, recibió más quimioterapia y sesiones de radioterapia.

Dice sonriente que quien cargó con todas las preocupaciones y estaba triste era su esposo y recuerda que le decía “Qué hay que hacer para seguir viviendo, porque de esta enfermedad yo no me voy a morir”, fue lo que le dijo a la oncóloga. “Me llevó a una barbería para recortarme el pelo antes de que se callera por los efectos de la quimioterapia, él también se afeito la cabeza como muestra de solidaridad”, relata ella.

Sin tetas
Rossy Báez, un día bañándome me “palpé una bolita debajo de la axila y le comenté a una vecina”, dijo. Es entonces cuando decide asistir al médico me realizaron una biopsia la cual arrojó como resultado diagnóstico no especificado. A raíz de esto su esposo y su tía deciden llevarla al Oncológico. “Me llevaron engañada”, dijo. Luego de que se confirmó su diagnóstico para ella fue un golpe fuerte.

“La mente se me nubló y pensé que me iba a morir y que iba a dejar a mis hijos, fui a mi casa y le pedí a Dios que me sanara”, agregó. La enfermedad de Rossy estaba avanzada, recibió quimioterapia para luego ir a cirugía donde le realizaron una mastectomía radical (extirpación completa de la mama).

Año 2006
Alicia Moreta Zarzuela tiene hoy día 62 años y en diciembre del 2006 fue diagnosticada con cáncer de mama. Sintió un bulto en el seno izquierdo al cual confiesa que no le puso atención. Se realizó una mamografía cuyo resultado no llevo oportunamente al médico, tiempo durante el cual el tumor creció e hizo metástasis a pulmón y a hueso (ósea).

Alicia empezó a atenderse en 2007 en el Instituto de Oncología “Dr. Heriberto Pieter”, donde recibió radioterapia. Asegura que afrontó la enfermedad con valentía y no se deprimió. Estos testimonios son un vivo ejemplo de que hay esperanza y que la mejor arma para luchar contra el cáncer de mama es afrontando la enfermedad con una actitud positiva.

Año 2017
Marcia Walters también fue diagnosticadas con la enfermedad en estadio III y dice que se dio cuenta porque “Sentí una bola dura”.

Esto la motivó a buscar asistencia médica en el Instituto Oncológico, donde desde hace varios años labora como bioanalista, allí la evaluaron y le realizaron varios estudios médicos, como radiografía, sonomamografía y mamografía.

Año 2021
Candy Night Tejeda Rivera de 42 años de edad dijo que cuando recibió la noticia en ese momento asimiló como sinónimo de muerte. Todo inició cuando sintió algo inusual en su seno, una bolita.

“Mi vida cambió por una semana, después dije que este diagnóstico no me quitaría mis sueños ni mis deseos de vivir y si Dios lo permitió es porque podía llevarlo en mi cuerpo pero sabía que él me sanaría”, dice esta joven mujer que se aferró al Ser Supremo.

En la misma piel

—1— Red de apoyo
Muchas de estas mujeres forman parte del Voluntariado Doctor Heriberto Pieter.
—2— La misma idea
Todas coinciden en que un diagnóstico temprano puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Aseguran que hay que llenarse de valentía y luchar con aptitud positiva. También las alientan a que sigan las recomendaciones de los médicos.