Pacientes que acuden al hospital Doctor Teófilo Hernández, de El Seibo, tienen que hacer filas fuera debido a la reducción de los espacios en el interior.
SANTA CRUZ DE EL SEIBO.-El hospital Doctor Teófilo Hernández, de aquí está, desde hace muchos años sometido a un proceso de reacondicionamiento que no termina y que puede ser considerado, sin duda, un estado de cuidados intensivos bajo la atención de un borracho.
Para algunos seibanos el comenzar, detenerse y volver a empezar al que han sido sometidos es el cuento de nunca acabar, explicable sólo como un castigo político del pasado gobierno o una marrulla.
La condición presente del centro asistencial adquiere un carácter dramático si se comprende que el seibano carece de otras opciones de buen nivel, públicas o privadas, para el caso de una urgencia médica, un chequeo de la condición personal o una consulta especializada.
En el entorno, Higüey, La Romana y San Pedro de Macorís, puede encontrarse un servicio de calidad en centros médicos del Estado o negocios de particulares, pero El Seibo es una provincia de gente generalmente pobre en la cual los ingresos estables los tienen profesores, comerciantes y algunos terratenientes.
La distancia también es de importancia. A una persona que viva en Santa Cruz de El Seibo, municipio cabecera de la provincia, Higüey le queda a 43 kilómetros, La Romana a unos 50 y San Pedro de Macorís a 60.
La provincia tiene unos 100 mil habitantes, datos que deben ser referidos al censo de 2010, en vista de que el de 2020 no se hizo, y las atenciones que se ofrecen en el hospital Doctor Teófilo Hernández alcanzan a los distritos municipales Pedro Sánchez, San Francisco-Vicentillo y Santa Lucía.
Una parte de la población corresponde a Miches, al otro lado de la Cordillera Oriental, con un hospital general municipal de 20 camas y atenciones en las especialidades de ginecología, pediatría y psicología, de acuerdo con información recogida en portales de internet.
Una maraña
En una entrevista a través de los canales de televisión Telesistema, Teleantillas y Coral, el presidente Luis Abinader dijo, acerca del estado desastroso que tiene el hospital Doctor Teófilo Hernández, que se ha encontrado allí “una maraña contractual”. Esto, al parecer, le ha impedido al gobierno hacer algo de manera oportuna.
Aparte la maraña señalada por el presidente Abinader, al día de hoy sólo está en funcionamiento la mitad de la edificación, de acuerdo con el sacerdote Miguel Ángel Gullón, un Quijote llegado de Asturias a El Seibo y que desde entonces no ha dejado de romper lanzas contra las injusticias sociales y los entuertos políticos que la afectan.
A este hombre, que ha caminado a pie hasta la capital por la habilitación definitiva de este hospital y por la tierra para unos campesinos de La Culebra, lo “durmió” el ingeniero Francisco Pagán en dos conversaciones en las que le echó la culpa al contratista, un tal ingeniero Gómez, como si no hubieran mecanismos de compulsión ante el incumplimiento contractual.
Este dominico incansable dijo que confía en este gobierno, pero le quiere hacer una pregunta al ministro de Salud Pública, que por no tenerlo a la vista, se la hizo a EL DÍA: “¿Por qué en la víspera de la toma de posesión, el 15 de agosto, el ministro de Salud, doctor Plutarco Arias, estaba visitando la clínica del Central Romana, en La Romana, y todavía no ha visitado el hospital Doctor Teófilo Hernández?”.
Otros creen que quien debe visitar este hospital, en realidad, es la procuradora adjunta de Persecución, Yeni Berenice Reynoso.
Otro activista
Guillermo Nolasco, abogado y activista comunitario por los derechos humanos, dijo a EL DÍA que la remodelación del hospital de El Seibo es un proceso de unos diez años y que las condiciones actuales pueden ser calificadas un desastre para todos.
La importancia de que el hospital sea puesto en condiciones óptimas de funcionamiento las justifica con el dato siguiente: “Cada mes son atendidas allí unas 9 mil personas, la mayoría de escasos recursos económicos, que reciben atenciones en condiciones aceptables de higiene gracias a un gran esfuerzo de la directora”.
Dijo que la sala de cirugía es un desastre, lo mismo que las salas de parto, mientras que las habitaciones del área del hospital en la que se dan atenciones están llenas de filtraciones.
La curiosidad ante la frecuencia en la paralización de los trabajos y las veces que han empezado de nuevo sobre áreas que habían sido intervenidas lo llevó a preguntarle a uno de los que estaban al frente de los trabajos, el cual le respondió que “los recursos no les llegaban”.
Ante el mismo reclamo frente al ingeniero Francisco Pagán por parte del sacerdote Gullón, dijo que le oyó decir que se veía impotente ante los constructores, que cuando recibían dinero desbarataban lo que habían edificado y se detenían.
Los entuertos
La planta física y otros detalles que duelen.
—1— El autoclave
Es un aparato utilizado para esterilizar instrumentos, pero tiene 15 días dañado.
—1— Ambulancia
El hospital tiene una, pero el motor se fundió y ahora tienen un préstamo que les hizo el 911.
—1— El mamógrafo
Está dañado y el área de consulta está intervenida por los constructores.