“Después de pasar con las mejores notas a nivel internacional el impacto del COVID 19 y la pandemia. Después del reconocimiento de los organismos internacionales por la recuperación de la economía y mitigar el proceso de inflación provocado por la invasión de Rusia a Ucrania y aun luchando en la actualidad con la crisis migratoria debido a los problemas del vecino país Haití, hoy nuestra principal preocupación, y nuestra principal ocupación es la seguridad ciudadana de la República Dominicana”.
Estas palabras del presidente dominicano Luis Abinader, hicieron eco en el bajo techo del Club San Carlos, donde miles de habitantes de 44 barrios del Distrito Nacional, coordinados por el Ministerio de Interior y Policía, acordaron una serie de normas comunitarias para mejorar los problemas de convivencia como causa principal de la violencia social.
La alocución del primer mandatario tiene como telón de fondo la ansiedad y la incertidumbre provocada por el encierro que obligó la pandemia y que según el sociólogo Cándido Mercedes, no solamente vino a trastocar y a visibilizar un mundo injusto y cruel, sino que al mismo tiempo deja entrever la nueva forma de relacionamiento de los seres humanos, es decir una nueva manera de interactuar.
“El confinamiento, la emergencia de estar en su casa que fue todo el año 2020 y parte del 21, trajo consigo que todo el mundo estaba aislado, el aislamiento llevó a que la economía dominicana estuviese cerrada y en el mundo entero era lógico que al no haber economía y nadie estar en la calle la tasa de delincuencia y criminalidad en el mundo entero disminuyó significativamente”.
Aumento de feminicidios y conflictos interpersonales
Pero hubo otras consecuencias y como plantea Mercedes, quien también es politólogo y activista social, producto del forzado encierro, lo que sí aumentó en República Dominicana y Latinoamérica es la tasa de homicidios relacionados a conflictos interpersonales, estableciendo la diferencia de que por cada 100 homicidios 67 % son por conflictos interpersonales. “Entonces la tasa de feminicidios sí creció en el confinamiento, porque esposos que ni se conocían y de buenas a primera tuvieron que compartir las 24 horas del día, que antes no tenían cotidianidad porque los dos se iban a las seis de la mañana, llegaban a las seis de la tarde cansados, una cenita y a dormir, descubren que son totalmente distintos, que no hay intereses ni valores iguales y ahí vino la conflictividad”. Agrega a este panorama, que, aunque los colmados y supermercados se mantenían cerrados, la tasa de consumo de alcohol y otras drogas aumentaron, llevando violencia y muertes a los hogares.
Angustia, incertidumbre, mercando informal y criminalidad
A todo lo dicho está sumada la disminución del salario real en América Latina. En el caso de República Dominicana, fueron recuperados los empleos, pero muchos luego de la pandemia son de la economía informal.
La tasa de informalidad laboral que era 53 % antes de la covid, ahora está en 58, igual ocurre con la monetaria, que antes de la crisis estaba en 21 y ahora casi en un 24 %. Esto aumenta la desigualdad y la deserción escolar, entre otros aspectos.
Para Cándido Mercedes, lo anterior explica la gran cantidad de casos de raterismo y añade que la tasa de homicidios no ha aumentado en República Dominicana, ya que apenas creció de un 9.2 en el 2020, a 11.2 % en 2021.
Dice que igual ocurre en Costa Rica, donde era de 6,7 está en 11; en Chile de 3,4, pasó a 9 y 10. En Estados Unidos, un país desarrollado de 5,4, subió a 9 y 11.
La conclusión ha sido que los ingresos reales, más allá de la inflación, disminuyeron como consecuencia de la pandemia en un 8 % y ahora con la crisis de Rusia-Ucrania de un 17 a un 20 %.
Para puntualizar la aseveración anterior, Mercedes dice: “Desde 2020 ha crecido la pobreza monetaria de 21 % a 23 %. La desigualdad, la deserción escolar, en todos los niveles. Es lo que explica que aun cuando no hay una tasa de homicidios y de criminalidad más alta que en tiempos anteriores, la de victimización, esto es, robos, asaltos, atracos, estafas, haya crecido en la realidad, independiente de la percepción que está en la estratósfera”.