Todo indica que, tras el mensaje que dirigió el presidente Luis Abinader a los delegados reunidos en Cali, Colombia, la Republica Dominicana tiene prácticamente asegurada la sede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2026.
Primero, porque el país ya tiene una muy buena experiencia con las dos versiones efectuadas en 1974 y 1986, donde sin duda, se alzó con medalla de oro, de acuerdo a opiniones emitidas entonces, por delegados y atletas.
Luego, en 2003 en los Juegos Panamericanos, evento de mucho mayor envergadura, el país también salió airoso en todos los sentidos.
El montaje de unos Juegos Centroamericanos y del Caribe ya no representa un gran sacrificio económico para el país, porque contamos con una excelente infraestructura, que es el renglón donde mayor inversión hay que realizar.
Por lo tanto, como diría un viejo amigo, el montaje de un evento de ese nivel es “un clavo pasao”, queriendo significar que no habrá ningún tipo de inconvenientes.
Lo que sí debe quedar claro, y que mucha gente no lo ha entendido, es que se debe aplicar una política inflexible, de mantenimiento a las instalaciones, porque está demostrado que cuando se descuida ese renglón se pagan consecuencias deportivas y económicas.
Respaldo el pedido que hicieron ayer nuestras autoridades en Cali para montar otros Juegos Centroamericanos y del Caribe, cuando se cumplan exactamente 40 años de la celebración de Santiago 1986, realizados en el complejo La Barranquita, el cual desgraciadamente ha sido invadido y saqueado en gran parte, sin que nadie ha haya hecho, a pesar de que existe un sometimiento desde hace años.
Ojalá que la Justicia Independiente tome cartas en el asunto, porque ya está bueno de tanta impunidad.