Sector automotriz se opone a los aranceles de Trump

Sector automotriz se opone a los aranceles de Trump

Sector automotriz se opone a los aranceles de Trump

Presidente Donald Trump

Washington.– El Departamento de Comercio federal solicitó opiniones acerca del plan del presidente Donald Trump para gravar a los automóviles importados, y vaya que las recibió durante una audiencia pública que se extendió todo el jueves.

Una larga fila de detractores exhortaron al gobierno a rechazar los aranceles, bajo el argumento de que dichos impuestos elevarán el precio de los autos, presionarán a las armadoras al incrementar el costo de los componentes importados e invitarán a que los socios comerciales —y aliados— estadounidenses apliquen represalias, entre ellos la Unión Europea y Canadá.

Jennifer Thomas, de la Alianza de Fabricantes de Automóviles, dijo que el organismo que dirige se opone a los gravámenes a las importaciones de autos, camionetas y autopartes.

Hizo notar que «nuestro punto de vista es compartido por más de 2.200 comentarios que fueron presentados antes de esta audiencia. De hecho, sólo pudimos hallar a tres organizaciones» que están a favor de los aranceles.

Trump le ordenó al Departamento de Comercio que investigue si las importaciones de automóviles representan una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos que justifique aplicar aranceles u otras restricciones comerciales.

A principios de año utilizó la seguridad nacional como justificación para gravar las importaciones de acero y aluminio.

El aplicar aranceles a los automóviles incrementaría drásticamente la tensión comercial global: el año pasado Estados Unidos importó 192.000 millones de dólares en vehículos y 143.000 millones en refacciones para autos, cifras que superan enormemente las importaciones de acero por 29.000 millones de dólares y de aluminio por 23.000 millones en 2017.

Eso sin mencionar los 34.000 millones de dólares en bienes chinos a los que el gobierno ya les aplicó aranceles en una disputa más sobre las prácticas depredadoras que Beijing implementa con el fin de desafiar el dominio estadounidense en la alta tecnología.

Casi el 98% de los automóviles y camiones a los que se les aplicarían aranceles son importados de países aliados de Estados Unidos: la Unión Europea, Canadá, Japón, México y Corea del Sur, indicó el Instituto Peterson para la Economía Internacional.

David O’Sullivan, embajador de la UE en Washington, dijo que es «absurdo» pensar que las importaciones de aliados firmes socavan la defensa nacional estadounidense.

En un estudio divulgado el jueves, el Centro para la Investigación Automotriz halló que un arancel del 25% a los autos y las refacciones provocaría que se vendieran 2 millones de vehículos menos en Estados Unidos y eliminaría 714.000 puestos de trabajo.

Además, incrementaría en 4.400 dólares en promedio el precio de los automóviles en el país (que en la actualidad es de unos 35.000 dólares).

Para los automóviles armados en Estados Unidos el aumento sería de 2.270 dólares, mientras que para los vehículos y camiones importados sería de 6.875 dólares.

«Los nuevos aranceles o cuotas también reducirían la competencia y las opciones para el consumidor; incrementarían el costo de los vehículos usados, y elevarían el costo de llevar los automóviles al taller para que les hagan servicio o sean reparados», dijo Peter Welch, presidente de la Asociación Nacional de Distribuidores de Automóviles, que encargó el estudio.

Welch dijo que los aranceles incrementarán el pago promedio por un automóvil nuevo de 533 a 611 dólares mensuales (a lo largo de 69 meses en promedio).

John Hall, trabajador de mantenimiento en la planta de Hyundai Motor en Montgomery, Alabama, declaró que las importaciones de automóviles no representan una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos. «De hecho, es justo lo opuesto», afirmó.

Hyundai importa partes para los automóviles armados en Alabama. «Los nuevos aranceles a las importaciones de automóviles tendrían un efecto devastador», afirmó Hall.

«Soy uno de los miles de trabajadores estadounidenses cuyo modo de ganarse la vida sería puesto en riesgo por un arancel sustancial a los bienes relacionados con los automóviles. No sería posible modificar nuestra cadena de suministro de la noche a la mañana, y un arancel de 25% a las refacciones incrementaría los costos de producción en nuestra fábrica de Alabama en aproximadamente 10% anualmente».