Esta tumba, hoy, insensiblemente abandonada a su suerte, era un lugar de peregrinaje en masa y homenajes con canciones, flores y encendidos discursos el 16 de febrero, cada año, hasta que a un Gobierno con ideas avanzadas se le ocurrió una singular y brillante iniciativa que consistiría en llevar los restos venerados al Panteón Nacional. […]