La decisión tomada por el presidente electo Luis Abinader, de fusionar el Consejo Estatal del Azúcar (CEA) le pone fin a una de las instituciones públicas donde los actos de corrupción eran una norma institucionalizada, con nombres y domicilio.
Lo que allí ocurría, ni siquiera se le acerca a la mejor comedia radiofónica de nuestra Latinoamérica ‘’La Tremenda Corte’’, donde Tres Patines vendía algún terreno a Rudecindo Caldeiro y Escobiña hasta en medio del mar.
Las irregularidades de esta llamada institución pública van desde la venta de un mismo predio a personas diferentes, precios de ‘’vaca muerta’’, venta irregular a funcionarios, diputados, senadores, empresarios, regidores y universidades privadas, apropiación o ‘’invasión’’ ilegal de tierras y otras acciones que han derivado en enfrentamientos, luchas legales, pérdida de inversiones por compra y hasta muerte de ciudadanos. Además de estafa a ciudadanos dominicanos que residen en Estados Unidos que ahora no cuentan con dinero ni tierras.
Esta cueva de… mediante un entramando de corrupción produjo el asesinato de dos locutores en San Pedro de Macorís el 14 de febrero del 2017, Leo Martínez y Luis Manuel Medina, director y locutor de la FM 103 cuando se encontraban en la cabina de la estación.
Y es que esta dependencia presidencial más que El Consejo Estatal Del Azúcar es El Consejo Estatal del Dolo. Con un historial de desconfianza que evidencia la precariedad institucional legitimada en el organigrama gubernamental.
Ahora el reto es mayor en el gobierno de Abinader, no solo disolver instituciones como estas o la OISOE, entre otras; también faltaría someter a la acción de la justicia todos los que se vieron involucrados de manera directa e indirecta en una telaraña criminal donde la voluntad política no le ponía fin, hasta hoy.