Bien interesante lo de EEUU. ¿No? Con Joe Biden “ empujado” por la prensa y grupos de presión para que asuma su condición de presidente electo y darlo como hecho consumado y un Donald Trump abroquelado en la Casa Blanca, del que no se sabe si es un loco y sinvergüenza que quiere quedarse a toda costa o que desde ya comenzó a tejer su vuelta para dentro de cuatro años.
¡Lo que les espera! Y de rebote a todos nosotros.
Imagínese uno lo que se diría, se escribiría y se “interferiría” si eso ocurriera en un país latinoamericano.
Se da por hecho que será Biden. Hasta el Papa se animó a saludarlo. ¿ Será que tiene un dato de “arriba”? Lo dice la prensa, las encuestas y las proyecciones y los conteos de votos que antes eran confiables, pero oficialmente nada está dicho, aún.
Para casos extremos como podría ser éste, son muchos los vericuetos que existen y que se pueden recorrer en el sistema estadounidense para elegir un presidente.
La sensación es que con Trump están los ”malos” – Jaír Bolsonaro por citar un emblemático- y con Biden están los “ buenos” caso del Papa, Cristina Kirchner, Maduro, Alberto Fernández, el mejicano AMLO, Evo Morales, Ortega, Cuba, Pedro Sánchez de España, Francia, Italia y Alemania a los que se suman muchos políticamente “de bien” que ni escupen ni se babean frente al imperio y que tradicionalmente son “demócratas”; no les gustan los “ republicanos”.
No hay ningún elemento ni razón histórica, empero, para sostener que los republicanos son mas imperialistas que los demócratas. Ni eso, ni más intervencionistas o propensos a enviar marines y ser parte de guerras fuera y lejos de los EEUU.
Por su lado Barak Obama fue el presidente que más atacó la libertad de información, aplicando diversos mecanismos, entre ellos persiguiendo a los funcionarios que dieran noticias o investigando “fuentes” por medios no muy “santos”.
Fue hasta su gestión el presidente que mas “indocumentados” deportó. En el recuento, es verdad, falta ver la performance de Trump, que ha batido sus rencores, aunque, es un hecho, no se ocupo de “enviar” marines y soldados como ha sido de estilo, sino que por el contrario los ha hecho volver a casa.
De cualquier forma, el efecto Biden se toma como un hecho positivo y favorable para la autodenominada “ izquierda progresista”.
Lo de Biden y el triunfo de Arce en Bolivia, que se le contabiliza a Evo, se interpreta como un nuevo vuelco de “ la tortilla”. Hay que verlo al desubicado de Alberto Fernández , que no sabe qué hacer con las “ emergencias ” de todo tipo que enfrenta en Argentina, apadrinando a los bolivianos y haciendo otras estupideces de mal vecino.
Propias de los mal queridos “porteños”, que son pocos, pero los pocos que son están muy bien representados por Fernández y por sus patrocinadores los Kirchner.
No puede con lo suyo y pretende ser referente regional . Iluso. Además lo pretende en Bolivia, como si los brasileños lo fueran a dejar y como si los bolivianos lo fueran a aceptar.