Se nos va el 2021 ¿Qué ha representado?

Se nos va el 2021 ¿Qué ha representado?

Se nos va el 2021 ¿Qué ha representado?

Mayra de Peña

A tres días de decirle adiós al 2021, estoy en modo reflexivo porque sin lugar a dudas, ha sido un año que para una gran parte de la población mundial ha representado retos, pérdidas, cambio de planes, empezar de cero, soledades y para otros, un año de oportunidades, de enriquecimiento, de manipulaciones, de crecimiento en el orden secular, y para otros más, de volvernos aún más sensibles al dolor ajeno, de aprovechar el tiempo para tender la mano al que necesita, de valorar cada minuto, de hacernos resilientes, entender que lo que tenemos es el presente, pero este te da la oportunidad de forjar un buen futuro, -si dentro de los planes de Dios está el dárnoslo- y sobre todas las cosas de sembrar la semilla de la fe en terreno fértil, donde la polilla no corroe y el tiempo no transcurre con vara de hierro, para recordarnos que nos resta menos en el reloj de arena.

Para otros la experiencia de este 2021 ha servido de poco, tiempos de lucha contra una pandemia que ha decidido enseñarnos que aún con los avances tecnológicos, la vida es frágil, estos siguen siendo egoístas, vanidosos, altaneros, abusivos, sufren de amnesia permanente respecto a sus orígenes y se creen poderosos eternos, olvidando que en el reloj de la vida, tenemos finales terrenales muy similares al más pobre y menesteroso, al analfabeto y el que no ha tenido grandes oportunidades de crecer, porque la inequidad y la desigualdad se lo han impedido.

Y precisamente eso me hace pensar, cómo, de repente, el ocaso del más poderoso, muchas veces puede llegar a ser más vergonzoso que el considerado ¨más humilde¨, y lo penoso de esto, es que ellos nunca piensan que su final en esta tierra llegará, porque como dicen por ahí, ¨de esta tierra nadie sale vivo¨, solo Jesucristo, el Hijo de Dios viviente, que padeció y tuvo que morir, resucitó, por lo tanto, a nivel de aprendizaje ellos no han salido nada aventajados.

Mi mensaje al terminar el año es que, como creyentes en Dios y cristianos, debemos fortalecernos en la fe, porque nada de lo que acontece nos es extraño, Dios lo anunció primero a través de sus profetas, de su Hijo Jesucristo y de sus apóstoles y también nos anuncia un final feliz para los que le somos fiel, créanme, no es una utopía, es una promesa hecha por el que tiene autoridad, sobre todo.

Despidamos el 2021, con la certeza, de que independientemente de la incertidumbre de no saber cuándo terminará esta pandemia, de que las otras enfermedades siguen codo a codo con ella queriendo ganarle la batalla en destruir vidas, de que el cambio climático seguirá su curso porque la humanidad se niega a respetar lo creado, Dios es fiel y dijo que restaurará todas las cosas, por tanto, estamos en las poderosas manos del Alfa y la Omega, Señor de todo lo creado y nosotros somos su obra maestra.

Recibamos el 2022 con esperanza de que Dios tiene el control, en lo que respecta a cada uno de nosotros vivamos a plenitud lo que el Señor nos da, porque hasta nuestra inteligencia, proviene de Él.

Que todo lo bueno, todo lo justo, todo lo que es de buen nombre sea nuestro norte, empecemos a distinguir de lo urgente, lo que realmente es importante, lo prioritario, lo que alimenta el espíritu, lo que nos da felicidad y añadamos sabiduría a nuestro diario vivir, y es que siempre valdrá la pena esta experiencia, que llamamos vida.



Mayra De Peña

Lic. en Contabilidad, egresada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), graduada de Periodista, en el Instituto Dominicano de Periodismo (IDP). Locutora, con un Diplomado en Comercio Exterior, y Diplomado en Política Estratégica. He desempeñado diversas funciones dentro del sector Privado y Gubernamental. Hija de Dios y amante de la naturaleza. Creo en vivir a plenitud de manera equilibrada y en lo significativo de quererse y valorarse como individuo. Soy una feliz madre de tres hermosas hijas, creo en el matrimonio, en la institución familiar y en la importancia de predicar con el ejemplo. Amo escribir y con ello transmitir mi sentir y sobre todo tengo en alto estima alimentar el espíritu, pues de él mana la vida.

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