Se Ha Perdido El Norte

Se Ha Perdido El Norte

Se Ha Perdido El Norte

Frederich E. Bergés

La lectura de la opinión pública nacional, así como los diferentes medios forjadores de conciencia, están dedicando grandes esfuerzos en concientizar a la sociedad, y sobre todo a la clase política, de los peligros que enfrenta actualmente la educación dominicana.

Los editorialistas de los principales periódicos, así como los contenidos de dichas publicaciones, se refieren constantemente al atraso que está sometido la formación escolar de nuestra juventud.

La educación básica de los dominicanos no es sólo una preocupación de los empresarios y las fuerzas productivas del país. El futuro de la nación depende de si somos capaces de forjar jóvenes con dominio de los conocimientos básicos de lógica, historia, matemáticas, ciencias e idioma. Por igual, valores que deben surgir del hogar como la ética y la moral requieren refuerzos en el aula que apoyen la formación de mejores ciudadanos.

Sin embargo, a pesar del esfuerzo presupuestario de otorgar el 4 % del Producto Interno Bruto anual a la educación, este accionar se ha visto diluido en su efectividad. Sobra comentar cómo se han construido infraestructuras deficientes o haber mejorado más allá de lo posible los ingresos de los maestros.

El valioso análisis que recién presentó el reputado economista Rolando Reyes pone en evidencia que los aumentos de salarios de los maestros en la última década superan la media nacional e inclusive parámetros internacionales.

EDUCA, entidad emblemática del sector privado en el tema de educación básica, ha presentado, al igual que otras entidades, valiosas contribuciones en pro de una mejora de nuestros procesos educativos.

Está claro que la prioridad tiene que ser la capacitación magisterial y que estos tomen con mayor dedicación su vocación profesional.
El tema está recibiendo prioridad de parte de las autoridades educativas en un evidente esfuerzo por revertir el camino de mediocridad que actualmente se está trillando.

Es necesario que todos: padres, profesores, autoridades, gremialistas, se sienten en la mesa del diálogo para escuchar el reclamo nacional de procurar de nuevo el rumbo, y dedicarse menos a politiquería y más hacia una mejor enseñanza.



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