Un investigador sostiene un recipiente con ejemplares hembra del mosquito Aedes aegypti, en el Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Sao Paulo, en Brasil. (Foto AP/Andre Penner).
Río de Janeiro.- Brasil, que enfrentó una epidemia histórica de dengue en 2015, una emergencia sanitaria por el zika en 2016 y generó alertas por la rápida propagación del chikunguña, ha registrado en lo que va de este año una fuerte caída del número de casos de las tres enfermedades, informaron hoy fuentes oficiales.
De acuerdo con un boletín epidemiológico divulgado este martes por el Ministerio de Salud, el número de casos probables de dengue en Brasil bajó desde los 475.260 registrados en las siete primeras semanas de 2016 hasta 48.177 en el mismo período de 2017, lo que equivale a una caída del 89,86 %.
En cuanto al chikunguña, los casos probables se redujeron desde 43.567 en las siete primeras semanas de 2016 hasta 10.294 entre el 1 de enero y el 18 de febrero de 2017, con una caída del 76,37 %, según el boletín oficial.
Las estadísticas sobre el zika son más expresivas debido a que el número de casos se desplomó desde 71.553 en las siete primeras semanas de 2016 hasta 1.653 en el mismo período de 2017, lo que representa una caída del 97,69 %.
El boletín del Ministerio de Salud indica que la incidencia del dengue en Brasil cayó desde 230,6 casos por cada 100.000 habitantes en las siete primeras semanas de 2016 hasta 23,4 casos en igual período de 2017.
La incidencia del chikunguña bajó de 21,1 casos por cada 100.000 habitantes en 2016 hasta 5,0 casos en 2017 y la del dengue desde 34,7 casos el año pasado hasta 0,8 casos este año.
La fuerte reducción de la incidencia de las tres enfermedades se registró en pleno verano austral, que comenzó en diciembre y para cuando las autoridades esperaban un crecimiento de los problemas víricos en el país.
Las tres enfermedades son transmitidas por el Aedes aegypti, un mosquito cuya población se multiplica con la llegada del verano austral, que le ofrece condiciones propicias para su reproducción- temperaturas elevadas y charcos de agua limpia debido a las lluvias.
El temor a un agravamiento obligó al Gobierno brasileño a lanzar anticipadamente en noviembre, un mes antes del inicio del verano, su campaña de combate contra el mosquito que transmite enfermedades que, por lo general, alcanzan su pico en febrero y declinan en junio, con la llegada del invierno austral.
Según los especialistas, tanto las campañas contra el mosquito como la mayor prevención de la población ayudaron a reducir la incidencia de las enfermedades este año.
El número de casos de dengue ya venía bajando, desde 1,69 millones en 2015, cuando el país enfrentó la mayor epidemia de la enfermedad, hasta 1,50 millones el año pasado. Las muertes por dengue bajaron desde 1.101 en 2015 hasta 629 el año pasado.
Según el nuevo boletín epidemiológico, el número de muertos por dengue bajó desde 221 en las siete primeras semanas de 2016 hasta solo cinco en el mismo período de 2017 y el de casos graves de la enfermedad desde 315 en 2016 hasta siete en 2017.
Tras los 215.319 casos y ocho muertes por zika del año pasado que obligaron al Gobierno a declararse en emergencia, la incidencia de esta enfermedad se redujo a menos de un caso por cada 100.000 habitantes este año, en el que hasta ahora no se ha registrado ningún óbito.
La aparición del zika obligó al Gobierno brasileño a declarar una emergencia sanitaria en noviembre de 2015 tras identificar una relación directa entre el contagio de la enfermedad entre mujeres embarazadas y un fuerte aumento del número de casos de bebés nacidos con microcefalia y otras anomalías.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también declaró emergencia sanitaria internacional en febrero de 2016 por la rápida propagación del zika, aunque ya ha sido levantada.
Los temores del Gobierno de que los casos de chikunguña aumentarían este año no se conformaron, luego de que el número de casos saltara más de un 700 %, hasta 271.824 casos en 2016, y de que el número de muertes subiera desde seis en 2015 hasta 196 el año pasado.
Sin embargo, la tasa de incidencia de esta enfermedad cayó a cinco casos por cada 100.000 habitantes en lo que va de 2017.