¿Se debe prohibir la cirugía estética a los menores de edad?

¿Se debe prohibir la cirugía estética a los menores de edad?

¿Se debe prohibir la cirugía estética a los menores de edad?

La señal de alarma se dio luego de que una celebridad de la televisión local, hija de un famoso exfutbolista, cambiara radicalmente su apariencia tras someterse a una cirugía plástica en 2013, a los 20 años.

La transformación estética de Charlotte Caniggia, quien apareció en la portada de una de las revistas de moda más famosas del país para contar cómo se había «retocado» el cuerpo limándose la nariz, lipoaspirando sus rodillas y cintura y agregándose prótesis mamarias de 600cc, hizo visible un fenómeno cada vez más común en Argentina: las operaciones estéticas en mujeres muy jóvenes.

«Me siento una Barbie. Es la imagen que quería de chiquita y hoy estoy cerca de eso. Es rubia, cuerpo estilizado, casi perfecta», dijo Caniggia a la revista Gente.

Si bien en Argentina no hay cifras oficiales sobre intervenciones estéticas, la polémica que generó el caso de Caniggia llevó a que muchos especialistas admitan que cada vez reciben más consultas de menores de edad.

Según una investigación del diario Clarín, dos de cada diez pacientes que acuden a un conocido centro de estética en Buenos Aires tienen menos de 20 años, aunque un porcentaje muy pequeño de ellas decide realizarse una cirugía.

Sin embargo, cada vez es más aceptado socialmente que jóvenes se sometan al bisturí por belleza: entre los sectores de mayores ingresos es común que las niñas pidan una operación de nariz o de busto para festejar sus 15 años.

La aspiración a cambiar el cuerpo llevó incluso a que en la provincia de Córdoba una discoteca organizara un «sorteo de siliconas» -con intervención quirúrgica incluida- para chicas que querían agrandarse los pechos.

Esta tendencia en alza llevó a que una diputada del partido gobernante propusiera un proyecto de ley que prohíbe las cirugías estéticas en menores de 18 años, con el objetivo de «preservar su salud física y psíquica».

Presiones sociales

Según la autora del proyecto, Mara Brawer, -quien además de legisladora es docente y licenciada en psicología- estas operaciones en menores «responden a la imposición de patrones culturales por parte del mercado».

«Nosotros buscamos proteger a los adolescentes de estas presiones que llevan a la no aceptación del propio cuerpo, en el momento en que la subjetividad se está constituyendo», fundamentó la diputada ante la comisión de Familia, Niñez y Adolescencia de la Cámara baja, que la semana última aprobó la iniciativa que ahora será tratada por el plenario del cuerpo.

Muchos especialistas están de acuerdo con esta limitación. Según ellos, las operaciones mamarias –una de las más populares- son especialmente desaconsejadas en menores de edad, ya que el desarrollo de esta parte del cuerpo se consolida entre los 16 y los 18 años.

Además, advierten que los implantes mamarios tienen una vida útil de diez años y que mientras antes se coloquen, más veces deberán ser recambiados.

Por su parte, algunos expertos en salud mental consideran que una adolescente no necesariamente está preparada para saber cómo quiere que sea su imagen corporal en el futuro, y podría arrepentirse de algún cambio realizado.

«Los adolescentes aprenden por prueba y error y una cirugía plástica no es reversible», advirtió a BBC Mundo la psiquiatra Graciela Peyrú, presidenta de la Fundación para la Salud Mental de Argentina.

Según Peyrú, durante la adolescencia los jóvenes pasan del cuerpo de niño al de adulto y atraviesan un período de mucha vulnerabilidad conocido como «síndrome de langosta», en referencia al proceso que atraviesa este crustáceo cuando cambia de caparazón.

«Un adolescente todavía no tiene una identidad conformada y por ende no está en condiciones de tomar una decisión definitiva sobre su cuerpo», señaló la experta.

¿Quién decide?

Para Brawer, la autorización para realizar una intervención estética en menores de edad no puede ser dejada únicamente en manos de los padres porque el Estado tiene una «obligación de preservar la salud que se ve afectada por el riesgo físico que implica cada operación».

Por eso, su proyecto propone sanciones a los médicos que realicen las intervenciones estéticas a menores de 18 años que van desde un apercibimiento hasta multas de US$625.000 y la inhabilitación temporaria de la matrícula, dependiendo de la gravedad del caso.

Sin embargo, muchos no están de acuerdo con que el Estado intervenga en estos casos.

Especialistas en cirugía plástica rechazaron la iniciativa porque dicen que una ley no puede estar por encima de la patria potestad.

En el mismo sentido, el diario La Nación publicó un editorial en abril pasado en el que opina que «el Estado debe velar por la seguridad y la salud de sus ciudadanos, pero nunca avasallar los derechos de las personas».

No obstante, para Brawer «el tema de la patria potestad tiene sus límites, porque por más que un padre lo autorice, un menor no puede trabajar 45 horas por semana o ver una película prohibida para 18», según dijo a la prensa local.

Autoestima

Otra duda que surge del proyecto es, ¿qué pasa con aquellos que se sienten acomplejados por su apariencia física?

Hay quienes sostienen que los jóvenes que acuden al consultorio médico para cambiar su cuerpo en realidad sufren de problemas de autoestima, que no pueden resolverse en un quirófano.

Sin embargo, expertos como Peyrú sostienen que ciertas operaciones para modificar rasgos específicos que causan vergüenza (como la forma de la nariz o las cicatrices) sí pueden mejorar la autoestima.

Para la psiquiatra, cada caso debe ser evaluado individualmente y el adolescente debería someterse a un examen psicológico para determinar que está preparado para ese cambio.

El proyecto de ley de Brawer aclara que quedan exceptuadas de la prohibición las intervenciones reconstructivas, reparadoras, terapéuticas o de adecuación del cuerpo a la identidad de género, y según la legisladora, en casos de rasgos que generen estigmatización se podrá realizar la intervención «a partir de un informe psicológico que demuestra cómo está afectado ese chico y de un informe médico que diga que ya está completada su etapa de crecimiento».

Según las últimas cifras de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética, que datan de 2011, en Argentina se realizan unas 73.700 cirugías plásticas al año (más otras 59.500 intervenciones estéticas no quirúrgicas), convirtiendo al país en el 21° del mundo en cantidad de procedimientos.