Porque… “Los que temen, callan lo que
Saben y pasan por discretos y misteriosos”
Los más equivocados son
Los que no lo admiten.
Rochefoucauld.-
Volvemos a lo mismo, a lo que no se quiere entender o hacerse de la vista gorda. Y es que para hablar de moral, sacrificio por el prójimo y quizás hasta para fingir, hay que tener dignidad. Somos un pueblo por tradición que se apasiona por cualquier cosa aun sea baladí. Es por eso que estamos llenos de héroes y heroínas, hasta de putas que llegan a ocupar un lugar preponderante dentro de la sociedad suficiente para borrar lo que en realidad han sido y serán.
En consecuencia nada nos es extraño y más en estos tiempos, quizás sea aun peor en el futuro en relación directa con el desempeño y la moralidad del poder mediático. Si plata tenéis, héroe mediático seréis, así nomás. Nada importan los principios, la sensibilidad humana hacia el más necesitado, eso poco importa, porque lo importante es el engrandecimiento del ego, el bienestar y satisfacción personal aún se usen o se dejen de usar personas o instituciones para lograrlo.
Si logran llegar al Palacio Nacional, narigonean todo y a todos como les venga en ganas, en base al uso abusivo de los recursos que provienen del pueblo, sin que haya justicia alguna y mucho menos la llamada Constitución -o mejor llamarla como en su ocasión fue llamada y que le viene mejor-, “el pedazo de papel ese” que les ponga freno a sus desvaríos, indelicadezas, y como ahora, a la falta de coraje para hacer cumplir las leyes a todos los ciudadanos por igual.
Todo este desmadre nos ha llevado a poner en dudas hasta el valor que tienen los ideales Patrios y los principios de profesionalidad, honradez y eficiencia. Hacia ese desfiladero también han llevado a la juventud dominicana que ven en ellos la manera más fácil de llevar la vida. ¡A qué desgraciada manera de vivir nos han conducido!
Estos políticos negocian con todo, tanto y de tal manera lo han hecho, que han conducido este pueblo a sentirse como metido entre las patas de caballos, al parecer todos de raza y ahora no saben cómo sacarnos. Promesas y engaños. De ahí, que de agua o de leche, como quiera es chocolate. Así están nuestros políticos hoy, metidos en plena campaña engatusa, mientras alimentan más el hambre, la miseria el incondicionalismo y quizás sería prudente en medio de este circo de campaña, recomendarles leer a San Agustín, específicamente en cuanto dice, que la mejor virtud que pregono es aquella de vivir bien y con rectitud. Sé que les será muy difícil, aunque posible.
Están, como parte de la campaña, en Duarte y en Duarte, pero de ahí y llevar a cabo los principios por los cuales creó nuestra identidad y ofrendó lo mejor de sí, eso no. No señor, es algo parecido a lo acontecido con el Profesor Juan Bosch, donde ya quedan pocas cosas por ponerle su nombre, quizás hasta declarar un día de fiesta nacional para compararlo con Duarte, pero de ahí a poner en práctica sus ideas y principios, nada de nada, todo es teoría, indelicadezas y discursos engañosos para justificarlo todo.
Quisiera continuar con este tema aunque de ninguna manera le hacen caso a nadie, ya que su soberbia no les permite ver los bagazos de caña que llevan dentro de sus ojos y la prepotencia los hace alocarse y creerse que nada tiene fin. Amenazas abiertas, amenazas sutiles, difamaciones encubiertas y cuantas falsías puedan existir para acallar todo lo que no comulgue con su proceder, en eso si son efectivos. Por eso quisiera concluir con algo que anteriormente escribí con mucha modestia y mayor temor; ¡Como amigo soy excelente, como enemigo soy mucho mejor! ¡Si señor!