Santo Domingo.-El sargento de la Armada que ayer acribilló de varios disparos a su expareja, la también sargento Karolina Cecilia Rijo Reyes, previo a una audiencia en el Juzgado de Paz del ensanche Ozama, había mostrado signos de violencia de forma frecuente durante los más de cinco años de relación que tuvo con la hoy occisa.

Ambos procrearon un hijo de dos años y tenían varios meses separados, sin embargo, la violencia del victimario Joaquín Soto Trinidad, de 38 años, no paraba, según personas que conocían a la pareja.

“El problema fue que a ella la estaba pretendiendo otra persona y él (Joaquín Soto Trinidad) se dio cuenta y le dijo que si ella no volvía con él se iba a matar”, narró la exmiembro del Ejército Ingrid Berenice de la Cruz, amiga de la occisa, quien también fue baleada por el agresor en el hecho.

Explicó que para mantener a la víctima asediada Soto Trinidad se llevó hace alrededor de una semana al hijo de ambos bajo el argumento que pasaría Año Nuevo donde su familia.

Pero el 29 de diciembre le hizo una citación a la occisa a través del Ministerio Público para que acudiera ayer al Juzgado de Paz del ensanche Ozama.

“Él le dijo que no le devolvería al niño”, contó De la Cruz, mientras recordaba lo sucedido días antes.

De la Cruz acompañó a su amiga al referido lugar y al llegar allí el victimario llamó a la occisa aparte para el área de parqueo del Juzgado. Allí haló una pistola calibre nueve milímetros y baleó a De la Cruz en la pierna derecha y luego le hizo tres disparos mortales a la occisa en el cuello y la cabeza.

“Cuando yo caí ella cayó conmigo y me la mató encima”, narró De la Cruz.

Tras cometer la acción el agresor emprendió la huida disparando al aire. Minutos después fue apresado. Karolina Cecilia Rijo Reyes se convierte en la segunda mujer que muere a manos de su pareja o expareja durante los primeros cinco días de este año.

Agresor anunció lo que haría

Testigos del trágico suceso especificaron que el agresor dijo a un hijo que le acompañaba que se fuera del lugar porque iba a matar a la mujer.

“Inmediatamente él le dijo eso el muchacho se fue y no pasó mucho tiempo cuando se escucharon los disparos”, manifestó Carlos Antonio Mieses, quien se encontraba en el lugar.

En el Juzgado solo había dos militares indicaron algunos presentes.

“Uno de los militares fue a defender, pero fue encañonado por el hombre”, explicó.

Los presentes criticaron que al agresor se le permitió entrar con su arma de fuego al Juzgado.