A punto de llegar a su fin las notas sobre la frontera, algunos de los aspectos en los que se nos presenta a dominicanos y haitianos, la manera de vivirla y cómo la vemos al cabo de los 200 años de la segunda declaración de independencia pronunciada en la isla, la que sirvió de pábulo para la ocupación del país de los dominicanos por parte de Jean Pierre Boyer, enfocamos el plano económico.
Para el examen, inevitablemente superficial, de este aspecto de la frontera entre los dos países han sido utilizados datos del Gobierno de España contenidos en el portal del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación.
¿Por qué? Porque es una fuente externa, no técnica en el plano económico, que enfoca a dos países en una isla desde sendas páginas a las que puede ir el lector común interesado en pormenores de la manera en que nos ve aquel gobierno y las fuentes a las que recurre para la obtención de datos.
Además, porque los isleños suspiramos por una cuerda que nos ate a la gran América, que en el caso de los dominicanos tiende hacia Estados Unidos y en el de los haitianos a Canadá, y otra que nos fije con Europa, que el dominicano la tira a España y el haitiano a Francia.
También porque a su manera cada uno cultiva una forma de conexión con esos dos grandes mundos; el dominicano de la base lo hace a partir del cultivo de la hospitalidad y la alegría, el haitiano de la base a partir de la miseria y una espiritualidad particular. Ninguno de los dos países ha tirado una cuerda gruesa hacia la madre África, responsable por una herencia genética amplísima, que en el dominicano tiene, por las madres, un extendido carácter mitocondrial.
http://www.exteriores.gob.es/Documents/FichasPais/REPUBLICADOMINICANA_FICHA%20PAIS.pdf y http://www.exteriores.gob.es/Documents/FichasPais/HAITI_FICHA%20PAIS.pdf
Los pueblos de la frontera terrestre tienen muchos rasgos sociales y económicos comunes, y así viven y comparten. Conforme se alejan, uno hacia el Este y el otro hacia el Oeste, las diferencias se vuelven notables, como las recogidas en los perfiles construidos por el Gobierno de España: la población dominicana es 10.4 millones, la haitiana 11.1 millones; PIB dominicano (2018) US$85,537 millones, haitiano US$8,408 millones; PIB por cabeza dominicano US$7,760 anual, el haitiano US$765 anual; el desempleo dominicano era 5.8 % y el haitiano de 70 %; las exportaciones muestran “un saldo comercial de 1.150 millones de USD a favor de la República Dominicana.
(Haití sólo exporta a su vecina por valor de 43 millones US$ al año)”, leemos en la página dedicada a Haití.
Si la economía, en última instancia, lo determina todo —como postula el marxismo—, las líneas anteriores acaso sean suficientes para sacar conclusiones acerca de esta clara frontera y sus consecuencias sociales.