Confieso que en la última década y media había pasado pocas noches en la céntrica ciudad cibaeña de Santiago, la segunda de mayor población del país.
Sea por razones de trabajo o sociales, no había tenido la oportunidad de observar de cerca el desarrollo de la ciudad de los caballeros.
Lo primero es observar como de Bonao hacia Santiago avanzan los trabajos de ampliación y modernización de la autopista Duarte, cosa que no se ve en las cercanías de Santo Domingo.
Algo vital y necesario resolver de inmediato son los múltiples puentes en donde tres vías de inmediato se convierten en dos, representando la mejor invitación para que ocurran accidentes en el futuro inmediato. Esto debió resolverse concomitante con las ampliaciones.
La segunda sorpresa fueron las posibilidades de hospedaje. Ya no sólo tienen los hoteles tradicionales, sino que han levantado un AC Santiago o un Marriot HOMS de la misma categoría que sus homólogos internacionales. Además, hay otras posibilidades dentro de la ciudad de una categoría más turística y accesible.
La pujanza comercial e industrial está ahora más obvia que nunca con los nuevos y amplios supermercados y tiendas. Aunque se espera el impacto del próximo centro comercial llamado Santiago Center, el concepto de las plazas integradas aún no han tenido pegada.
No obstante, cierto es que la oferta de bienes y servicios en la ciudad es completa. Y esto ocurre no sólo en la zona céntrica, sino también en las periferias como la Baranquilla, entre otras.
El desarrollo del tránsito es fluido bien organizado, y la limpieza se hace evidente en la mayoría de las calles y avenidas en contraste con la ciudad capital.
La ausencia de tarantines y de extranjeros deambulando es notorio. Y ni les comento las nuevas construcciones de apartamentos, edificios y viviendas.
Nos produce satisfacción enorme ver como la nueva clase empresarial que se desarrolló con el cambio de siglo cuida y auspicia su entorno. El futuro es promisorio para Santiago con tanta fuerza que muy pronto dejará de ser la hermanita de Santo Domingo para convertirse en su melliza.