Si sacan a Santana del Panteón porque nos anexó a España, entonces a Mella –quien negoció en Madrid esa ignominia—habría que retirarlo del Altar de la Patria.
Es absurda la propuesta de dos senadores para trasladar al hatero de El Seibo a la Academia Militar Batalla de Las Carreras. Recuerdo el tenebroso retrato de Santana en un pasillo de esa escuela castrense para oficiales, que a los cadetes de primer año nos daba escalofríos al hacer imaginaria bajo su torva mirada.
En sus días, Santana fue apodado Capitán Araña, porque nunca se embarcó hasta su único breve exilio durante el segundo gobierno de Báez; su costumbre de quedarse en tierra era igual a su carácter malévolo y traidor.
Pero es imposible negar el valor de su espada en los primeros combates para separarnos de Haití, pese a todos sus posteriores muchos pesares.
Santana es más héroe para nosotros que Soulouque –el ridículo “emperador” Faustino I— para los haitianos. Historia y efemérides en manos de cacoerrolas… ¡con tantas graves vainas pendientes!