En los 17 años que trabajé para seleccionar jugadores en el sorteo de novatos para los Gigantes del Cibao recibí muchas satisfacciones al descubrir buenos talentos.
En 2016 bajo la gerencia general de Ismael Cruz tuvimos la oportunidad de darle seguimiento a Sandy Alcántara, incluso fui a visitarlo a la academia de los Cardenales, en Boca Chica, antes de irse a los Estados Unidos. Desde que le conocí me pude dar cuenta de la gran personalidad que tiene, aunque siempre con mucha timidez.
Desde que tuvimos la oportunidad nos quedamos con Sandy en la séptima ronda, un lugar perfecto para lanzadores que sus posibilidades de participar en el torneo local no son muy seguras. Por tales razones, ver a Sandy convertido en un estelar con los Marlins es motivo de gran orgullo.
En 2018 volvimos a hacer otro gran descubrimiento con el derecho Camilo Doval, de los Gigantes de San Francisco. Recuerdo que esa vez estaba junto a Félix Peguero en la gerencia de René Francisco, quien no pudo venir al draft. Le decía a Félix, si cogemos a Doval ya hicimos nuestro trabajo y así fue; logramos tomarlo en la quinta ronda. Por esto, ver a Doval debutar en las Grandes Ligas el pasado domingo fue grandioso.
Fíjense en la calidad de este joven, que en su primera aparición el dirigente Gabe Kapler le entregó un juego con ventaja 1-0 frente a los Marlins. Doval entró como si fuese
Con tres pícheos dominó a Garrett Cooper con rodado a tercera y con cuatro lanzamientos ponchó a Adam Duval para cerrar la entrada. Doval tiene un brazo especial que con frecuencia tira 100 mph. Ver los avances de Alcántara y Doval me hace sentir muy bien.