Tenemos la idea de que una pareja bien avenida es una relación perfecta y siempre feliz. Sin embargo, esto es idealizar la relación de pareja, lo que no es saludable.
Es importante saber que las desavenencias y desacuerdos en esta relación son normales y que es necesario hacer modificaciones y ajustes para vivir en pareja.
Aprender a vivir con las diferencias, es esencial. Muchas personas entienden que pueden cambiar a su compañero sentimental. Grave error.
Nadie es perfecto. Querer que tu pareja sea como tú quieres, trae desavenencias e interfiere en las relaciones cotidianas y sexuales.
Cuando la pareja discute o no está de acuerdo en algo es vital adoptar una postura de escuchar sin interrumpir, permitiéndole que se exprese y toque los puntos sensibles que le molestan. Luego contestar acertadamente sin acusar, solo pidiendo lo que se desea concretamente y sin reproches.
El respeto, consideración y comprensión aumentan la confianza, favoreciendo la seguridad individual y de la pareja en sí.
Jamás traer al presente situaciones del pasado que ya fueron discutidas y liberadas. Tomar las decisiones consensuadas, jamás unilateralmente, fortalecen la unión y la sustentan.
Es imprescindible la valoración mutua, la práctica de discutir constructivamente, no acusar ni reprochar, no discutir cuando se está airado, comunicarse desde el amor utilizando siempre la amabilidad, comprender al otro y sus situaciones, no ignorar momentos importantes ni situaciones estresantes y encararlas para solucionarlas y recordar que son dos personas individuales unidas en un proyecto común es clave para una sana relación de pareja.