San Cristóbal.–La provincia de San Cristóbal está convertida en un enorme vertedero a cielo abierto, debido al serio problema de gestión en el Ayuntamiento, que no mantiene una adecuada labor de recolección de la basura.
Ante la situación, el coordinador de Políticas Ambientales y asesor municipal del Poder Ejecutivo, Domingo Contreras, señaló que pese a que la Alcaldía de ese municipio atiende las notificaciones que le hace Medio Ambiente, no les da seguimiento a los trabajos y por eso ya el problema se le ha escapado de las manos.
Explicó que los grandes cúmulos de basura en las principales avenidas, mercados y ríos del municipio ameritan un tratamiento urgente del Comité de Emergencia Sanitaria para el Manejo de los Residuos Sólidos, el cual empezará a ejecutarse a partir del lunes en coordinación con otras entidades.
Sin embargo, dijo que la Alcaldía tiene la responsabilidad de hacer que esa tarea se realice a plenitud, y si le faltan camiones deben alquilar una flotilla o en caso de que no puedan, proceder a cobrar a los munícipes el servicio de recogida y con los recursos que obtengan sustentar los pagos, tal como hacen los ayuntamientos de Santo Domingo y Baní.
Ayuntamiento
En tanto, el nuevo director de Limpieza del Ayuntamiento, Estanislao Muñoz, dijo que “la basura aquí está entre luces y sombras como en todos los cabildos”.
Asimismo, reconoció que se han presentado inconvenientes en la recogida de los desperdicios debido a las recientes lluvias que han dejado intransitable la carretera que conduce al vertedero de Ingenio Nuevo, y que están haciendo un esfuerzo con los 16 camiones que tienen, que según afirmó no son suficientes.
Lo peor
En el mercado de Los Molina los productos alimenticios vendidos para el consumo se confunden entre la basura, el insoportable hedor, las aguas residuales acumuladas y las plagas.
Entre la basura, el miedo y la impotencia
«Yo no puedo comer en mi propia casa por el mal olor de esa basura», expresó visiblemente incómodo Bezalel Rincón, a quien los transeúntes le han creado un depósito de basura frente a su casa, ubicada próximo a la autopista 6 de Noviembre.
Por otro lado, Rosa Ina Hidalgo, quien trabaja vendiendo plátanos en el mercado de Los Molina, expresó que siempre tiene alergia y que para poder vender se pone un paño en la nariz, porque la pestilencia la mantiene «sin puesto».
Sostuvo que su casa está ubicada al lado del río Nigua, en cuyo caudal abunda todo tipo de desperdicios, depositados por los jóvenes que los recogen por dinero en los sectores cercanos.
«Y nadie hace nada», dijo impotente.