Sorpresa máxima ha causado en el mundo de los deportes el anuncio de la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (Pepca), sobre la inclusión de Sammy Sosa en el expediente de corrupción por el que están detenidos varios ex funcionarios y dos hermanos del expresidente Danilo Medina, todos en la cárcel del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva.
Sammy es una de las figuras más populares que ha tenido el béisbol dominicano en las Grandes Ligas, y aunque su figura luce un poco deteriorada por las sospechas de que no jugó limpio, sus estadísticas son, sencillamente, extraordinarias.
Se puede decir sin temor a equívocos, que entre él y Mark McGwire son los responsables del empuje que logró ese espectáculo entre 1997 y el 2000, tras las batallas “a muerte” que sostuvieron por la supremacía de cuadrangulares.
Ojalá que Sosa salga bien parado de este proceso, porque es una de las máximas figuras del deporte dominicano de todos los tiempos.
Esto, además, podría ser otro nocaut a sus ya bajas esperanzas de ingresar al Salón de la Fama de Cooperstown, donde cada año sus posibilidades disminuyen en las votaciones.
Su figura tuvo una repercusión tal, que recuerdo cuando visité Taiwán, donde para identificarme de donde procedía, solo tenía que hacer lo mismo que hacía Sammy cuando disparaba un cuadrangular.
Sin embargo, la justicia debe llevar el caso hasta las últimas consecuencias, porque quien la hace debe pagarla, sin importar los méritos acumulados.
Reitero que es una lástima que una figura de categoría universal y orgullo de todos sus compatriotas esté siendo ligado a este engorroso caso que está impactando a la opinión pública.
Una partida inesperada
Adriano Miguel Tejada, uno de los más connotados intelectuales dominicanos, y deportista mil por mil, dejó ayer este mundo para siempre.
Lo conocí cuando llegó a Santo Domingo como encargado de relaciones públicas de la Compañía Nacional de Seguros, ubicada en la avenida Máximo Gómez.
Fue un deportista las 24 horas. Se desempeñó como secretario de la Asociación de Baloncesto de Santiago, miembro de la ACDS, árbitro de béisbol y softbol, labor que hacía sin cobrar un centavo, y receptor del equipo de softbol. Paz para este gran periodista, escritor y amante de los deportes.