Sam Presti, el arquitecto del éxito de Oklahoma City Thunder en la NBA

Hace 17 años los Seattle Sonics se mudaron a Oklahoma, el gerente general Presti, los ha acompañado en cada paso del camino
El planeta Tierra supo reírse de Sam Presti en la era de la impaciencia, en un escenario global que exige resultados inmediatos, el gerente general de Oklahoma City Thunder eligió caminar otra ruta.
Mientras todos corrían, él decidió construir. Ladrillo a ladrillo, diseñó una idea, la sostuvo contra viento y marea, y terminó coronando una obra maestra: el Thunder es campeón de la NBA. Y su plan, lejos de haberse agotado, apenas escribe su prólogo.

Presti cambió las reglas del juego. Fuera de la cancha, y por consecuencia, también dentro. No elaboró su teoría en un pizarrón, sino desde la praxis: perdió partidos a propósito, acumuló selecciones del Draft, soportó burlas, y apostó todo al largo plazo. Como un Atlas moderno, cargó con el peso del futuro mientras la NBA aplaudía Big Threes y flashes de marketing estelar.
¿Quién está dispuesto a soportar la burla, el sacrificio y la desazón del presente para construir el paraíso del futuro? Mark Daigneault desde el banco. Y Presti, claro, desde las oficinas. Parece fácil, pero convencer a todos –jugadores, fanáticos, dueños– de que una estrategia sin resultados inmediatos valía la pena, fue tan valioso como cualquier anillo.
Porque esta franquicia aún lloraba a sus ídolos: Westbrook, Durant, Harden. Íconos de un pasado glorioso. Sin embargo, no fueron ellos quienes devolvieron a OKC a la cima. Fue un joven canadiense, desconocido para muchos cuando llegó: Shai Gilgeous-Alexander. Hoy es MVP de temporada y de Finales. Y fue el corazón de un traspaso que, en su momento, fue visto como una derrota: Paul George a los Clippers, Shai + picks a Oklahoma. El inicio de la reconstrucción.
El “coleccionista de picks”, le decían a Presti. El excéntrico. El visionario solitario. Pero con uno de esos picks, eligió a Jalen Williams en el puesto 12 del Draft 2022. El escudero perfecto de Shai, una versión posmoderna de Scottie Pippen al servicio del nuevo Jordan. Y faltaba una pieza más: Chet Holmgren, segundo pick del mismo Draft, quien, tras perder su primer año por lesión, explotó como sophomore.

Cada salida fue una oportunidad. Cuando Westbrook partió a Houston, llegó Chris Paul: mentor de Shai. Cuando necesitaban profundidad, apostaron por contratos duales: Lu Dort y Aaron Wiggins. En la temporada baja, se movieron con precisión quirúrgica: Alex Caruso llegó a cambio de Josh Giddey y se transformó en factor X. Extendió contrato por 81.1 millones por cuatro años. Y también sumaron a Isaiah Hartenstein por 87 millones en tres años. Caro para algunos. Una ganga para quien vio el final antes de que empezara.
Con las piezas del ajedrez en su lugar, llegó la ejecución. OKC construyó probablemente la mejor defensa perimetral de la historia reciente, con Caruso, Dort, Williams y el joven Cason Wallace, llegado desde Dallas en un intercambio que involucró a Dereck Lively y Davis Bertans.

Lo que vino después fue el resultado inevitable de un plan perfecto. Temporada regular: 68 victorias, 14 derrotas. Playoffs: victorias sobre Grizzlies, Nuggets y Timberwolves. Finales: triunfo épico en siete partidos ante unos Pacers que vendieron carísima su derrota. Y en el centro de todo, Shai. MVP de principio a fin. Ya no una promesa: una súper estrella.