Según un estudio de la Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI) 1 de cada 4 españoles asegura que no obtiene ahorros a final de mes, situación que puede afectar a la salud mental.
Además, según datos del barómetro de octubre del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 26 % considera que su situación económica personal es mala o muy mala.
Elisabet Ruiz-Dotras, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), explica que el estrés financiero puede surgir ante situaciones de dificultades económicas, ya sean reales o percibidas.
Enric Soler, psicólogo relacional y profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, añade que el estrés financiero en sí no es ninguna variante de estrés.
“En todo caso, podemos decir que una situación de preocupación por la situación económica personal que sea grave y persistente en el tiempo en un contexto como el nuestro, en el que el dinero es imprescindible, es un factor de riesgo de peso para sufrir un trastorno de ansiedad”, indica el experto.
Explica que no es una enfermedad sino más bien una consecuencia de una mala situación económica personal o familiar que impacta en la salud mental de individuo y le genera síntomas relacionados con la ansiedad o depresión.
“Hay que ser cuidadosos y no considerarlo una enfermedad. Las enfermedades se describen por criterios científicos y estamos muy lejos de eso”, advierte el profesor Soler.
Las consecuencias de una mala economía
El psicólogo explica que está claro que una mala situación económica puede tener un impacto real y directo en la vida de las personas.
Y aunque hay un consenso más o menos generalizado sobre que el dinero no da la felicidad, la realidad es que la sociedad está orientada al consumo y eso genera unas exigencias que estresan a las personas en distintos grados.
“El contexto en el que nos desarrollamos es exageradamente productivo, todo tiene un precio. Tanto tienes, tanto vales. Hemos depositado todo nuestro valor personal en la economía. Y ahí tenemos el resultado”, subraya Soler.
El esquema consumista aguantó más o menos bien hasta aproximadamente la crisis de 2008, momento en el que perjudicó seriamente a la clase media.
En España, el 55 % de la población pertenece a las clases medias, frente al 61 % de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Según dados de la OCDE, España ha ido perdiendo alrededor de un 4 % de la población de clase media desde los años 80, en línea con una tendencia decreciente mundial de entorno al 1 % por década.
Ruiz-Dotras alerta que la clase media va desapareciendo.
“En la economía si que hay dinero y se ha creado mucho dinero durante los años en los que hemos tenido tipos de interés muy bajos, pero está mal repartido. Cada año hay nuevos ricos, pero también muchos más nuevos pobres”, destaca la experta.
Explica que son pocos los que suben a una clase más elevada, porque tal y como funciona el sistema, se excluye a los más pobres.
“Si lo más básico está cada vez más caro y los salarios no suben al mismo nivel, lo único que se consigue es expulsar a estas personas. La mayoría no puede alcanzar este ritmo de vida”, subraya la especialista.
El resultado es una tensión que se crea sobre las personas en forma de presión para que alcancen unas expectativas presentadas como normales, pero que requieren un esfuerzo que cada vez es más difícil de hacer.
La planificación financiera como solución
La profesora Ruiz-Dotras explica que aunque no parece que el panorama vaya a solucionarse a corto plazo, la sociedad si que puede evitar el estrés financiero haciendo equilibrios entre la obvia necesidad de ganar dinero para subsistir y la participación en un modelo de consumo llevado al extremo.
“Cuando hay una planificación financiera, se ve la necesidad de ahorrar. Si no hay una planificación, se genera estrés, porque hay imprevistos, pasan cosas. Pero cuando tenemos una planificación financiera correcta, podemos prever la mayoría de los pagos y eso da una sensación de control que reduce mucho el estrés financiero”, asegura la experta.
En este sentido, la planificación financiera puede ayudar a reducir e incluso evitar el estrés financiero.
Será necesario hacer un análisis de los gastos del último año, buscar dónde se puede recortar y, después, intentar guardar ese excedente que hayamos conseguido retirar de los gastos habituales.
La experta indica que el ideal de ahorro sería el 20 % de los ingresos, pero es importante que, sea lo que sea, se intente ahorrar lo que se pueda cada mes y justo cuando se recibe la nómina.
Alerta de que si lo que pretendemos es ahorrar lo que nos sobra, nunca nos va a quedar suficiente dinero.
El materialismo no da la felicidad
La profesora de la UOC Ruiz-Dotras añade que los estudios científicos demuestran que el materialismo tiende a tener una relación negativa con la felicidad.
“Las persona enfocadas en el materialismo suelen experimentar menor complacencia con la vida, más ansiedad y relaciones menos satisfactorias, aparte de que, evidentemente, muchas veces gastan mucho más de lo que se deberían permitir”, explica la profesora.
El psicólogo Enric Soler subraya que mientras sigamos instalados en la creencia irracional de que valemos por lo que tenemos, estaremos ante un problema de autoestima que, sino se aborda, acabará en una dependencia de la posesión de lo material.
“Si esta dependencia no logra ser satisfecha, derivará en ansiedad por conseguir un objetivo inalcanzable e incluso en una depresión por el desmoronamiento de las expectativas imposibles de lograr. Todo ello por no haber cultivado mínimamente el valor personal”, indica el experto.