Ginebra.- El Gobierno de Michel Temer está dando un “golpe social y democrático” al desmontar los programas sociales establecidos por las dos administraciones precedentes del Partido de los Trabajadores (PT), afirmó hoy la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff.
“Están desmontando los programas sociales que hicimos nosotros. Están excluyendo a los pobres del presupuesto”, dijo la exmandataria en un acto en el Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra.
Rousseff se refirió a varias decisiones del “Gobierno ilegítimo» de Temer -que fue su vicepresidente por la formación PMDB y que la substituyó al frente del país tras un proceso parlamentario que acabó destituyéndola- y, entre otras, citó la ley que congela durante veinte años el gasto social.
“Esta decisión afecta especialmente a los pobres y a los jóvenes, que eran los que más se beneficiaban de estos programas, porque son los que más los necesitan”, afirmó.
“Es un golpe social y es un golpe democrático”, agregó, al explicar que esta ley hace que los próximos cinco presidentes del país no puedan tomar decisiones soberanas sobre el gasto.
“Esto, en la práctica, significa que el voto de la gente no vale nada”, arguyó. Sostuvo que estas decisiones, junto a la modificación de programas como “Minha casa, minha vida” (“Mi casa, mi vida»); el aumento de la edad de jubilación y del número de años cotizados para poder obtener efectivamente un subsidio de vejez, o los cortes realizados al programa Bolsa Familia demuestran que “el golpe no acabó».
“El golpe continúa, y no acabó con mi destitución”, subrayó. “Algunos dicen que con mi destitución querían acabar con la sangría del proceso Lava Jato (investigación judicial sobre los sobornos a políticos a cambio de contratos con la estatal petrolera Petrobras), pero yo no lo creo”, aseguró.
“Yo creo que la razón a largo plazo (de mi destitución) es el marco social que creamos, y que demostró que es posible crear empleo, y crecer y crear un mercado de consumo y al mismo tiempo mejorar las condiciones sociales de la mayoría de la población».
Rousseff enmarcó lo que pasa en un contexto latinoamericano en el que “está barriendo una ola conservadora». “En la última década, con gobiernos progresistas en Argentina, Uruguay y otros países de la región la desigualdad cayó, y en cambio con varios cambios de gobierno en la región, se puede ver un marcado deterioro social». “El problema es que con estos gobiernos los logros sociales de los últimos años se pierdan.
Y cuando el gobierno no responde a las demandas de los ciudadanos, se convierte en irrelevante”, concluyó. Por ello pidió el voto para que su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, pueda asumir por tercera vez la presidencia del país en 2018 para volver “a poner el foco en lo social».
“Si Lula es elegido, el golpe no podrá ser anulado, porque ya han hecho cosas que son irreversibles, pero algunas otras podrán ser corregidas y Brasil podrá volver a andar por los raíles”, afirmó.