Todo indica que Pete Rose está cada día más cerca de alcanzar su ingreso al Salón de la Fama de Cooperstown.
El líder en hits de todos los tiempos se ha mantenido firme con una ardua batalla en busca de su rehabilitación definitiva.
El arma principal que ha utilizado es “mortal”, consistente en una agresiva política de publicidad, mercadeo y relaciones públicas en todos los escenarios del béisbol.
Contrario a otros jugadores que apenas han sido señalados como posibles violadores de reglas establecidas, los cuales se han enclaustrado, Rose ha sido perseverante.
Un caso contrario, lo tenemos en nuestro Sammy Sosa, quien se ha alejado de los escenarios beisbolísticos, lo que le hará más difícil romper estructuras que sostienen que consumió sustancias prohibidas, en especial durante los años que mantuvo una lucha titánica por la supremacía de cuadrangulares con Mark McGwire.
Barry Bonds, por ejemplo, otro señalado por el rumor público, trabaja con los Marlins, una estrategia de decir “aquí estoy”.
La solución del caso Rose es cuestión de tiempo, en especial tras el reconocimiento de los Rojos el domingo, con el retiro del 14 que tenía en su camiseta.