Santo Domingo.–Para José Antonio Rodríguez la cultura no solo le pertenece al que tiene conocimiento, sino a todo el pueblo y por estar marginando República Dominicana ha perdido ritmos como la mangulina, la salve y la criolla.
“Yo soy de los que pienso que la cultura somos todos y por no evidenciar el valor del pueblo simple de hacer cultura hemos perdido mucho, como es el caso de ritmos como la mangulina, la salve, la criolla y el carabiné. La criolla es nuestro bolero, es un vals y tiene más riqueza rítmica que el bolero”, dijo .
Bellas Artes popular
Como parte de su política cultural, Cultura adquirió el estudio de grabación que era de Jorge Taveras, el cual estaba en desuso, con el objetivo de rescatar la música vernácula dominicana y además hacer discos, como el de “Don Pueblo Mir”, un álbum nuevo que tiene musicalización de Juan Luis Guerra.
Rodríguez explicó que cada provincia desea que se le construya una escuela de Bellas Artes y el problema de esto es la infraestructura.
Por ello Cultura identifica edificaciones que pertenezcan al Estado que hayan cumplido su ciclo, como en La Romana, Bonao, Barahona y Puerto Plata, para reacondicionarlas y convertirlas en un lugar para enseñanza de distintas disciplinas culturales. Las convocatorias en cada pueblo se hacen invitando a las autoridades locales, como alcalde, gobernador, senador y diputados, para que todos se involucren a trabajar por la cultura.
Valoró a los y cantantes que han creado academias de música en sus comunidades como Kinito Méndez, Henry Hierro, Sergio Vargas y otros, con los que dijo están trabajando.
Influencias familiares
La vida intelectual de Rodríguez inició cuando tenía unos 9 años, de la mano de su abuela paterna doña Virginia Pepén “Ninina”, viuda Rodríguez, quien era poeta y publictó libros de cuentos y poesía. A ella le dio un infarto quedando sin movilidad del lado derecho.
Después que José Antonio llegaba de la escuela y hacía sus tareas, estaba obligado a escuchar y escribir los poemas que ella le dictaba, por recomendación de su padre.
“Yo estoy seguro que ese encuentro con la primera, la tercera, la cantidad de sílabas y la segunda con la cuarta, me llevó a entender y a amar la poesía, porque ella rimaba como toda una maestra”, dijo.
La música le vino gracias a un tío, que era un trovador, escribía canciones y hasta llegó a grabar un disco titulado “Sepulcro en el mar”, quien por casualidad de la vida murió en el mar, tratando de buscar una mejor vida en Puerto Rico.
Su tío siempre iba a la casa de José Antonio a tocar su guitarra, instrumento al que le fue tomando cariño.
Durante la lectura del libro de Literatura del cuarto de bachillerato se encontró con el poema “Estar enamorado”, del poeta Miguel Hernández, y le gustó tanto que lo musicalizó.
Luego se hizo un festival de la voz en La Romana y una joven le pidió la canción para interpretarla en ese evento.
Ella no ganó, pero quedó en una buena posición. A partir de ahí le tomó cariño a la música y desempolvó los poemas de su abuela y empezó a musicalizarlos.
Más tarde tomó poemas de grandes autores dominicanos como Manuel del Cabral y Pedro Mir, a los cuales puso música.
Su relación con Danilo
En 2007, Danilo Medina invitó a varios publicistas a ver unos comerciales que iba a lanzar y deseaba su opinión y cada uno se la dio. Pasó el tiempo y Danilo perdió la convención del PLD al enfrentarse a Leonel Fernández.
Un día José Antonio lo visitó y le manifestó que quería hacerlo cada semana para tener encuentros establecidos y poder cooperar con su proyecto político.
“Esas visitas recurrentes me hicieron dar cuenta del crecimiento de su candidatura, porque cuando llegué éramos poquitos, pero después para llegar ahí era pidiendo permiso,”, dijo .
“Yo mismo me preguntaba cómo era posible que Danilo Medina se pusiera a realizar todo este trabajo”, pero un día respondió que hasta donamos como una forma de contribuir con el país”, dijo José Antonio.
El artista, poeta y trovador
Dentro del arte, a Rodríguez se le ha reconocido ser parte de la llamada nueva canción y se le ha identificado en esa corriente musical, quizá por el impacto que tuvo en el país el evento artístico “7 días con el pueblo”, en 1974, que aunque no participó, por el poco tiempo que tenía en la capital, procedente de La Romana, lo marcó para siempre.
Pero los temas que hacía tenían la poesía como estandarte, no seguía la corriente de la canción popular, que era la que sonaba en la radio. Eso lo hizo tomar camino y entrar en política.
“Recuerdo que yo cantaba en los actos políticos de Juan Bosch, previo a sus discursos. Eran pequeñas demostraciones de poder, con una tarimita y lugar para unas 60 personas y antes de que don Juan hablara, amenizábamos su llegada”.