En 1589 la reina Isabel I de Inglaterra se negó a conceder una patente al inventor de una máquina mecánica de tejer por temor a dejar sin trabajo a los tejedores manuales.
Posteriormente, a principios del siglo XIX, los artesanos textiles llamados “luditas” intentaron impedir la mecanización de la industria textil. Incluso economistas, como John Maynard Keynes, se han preocupado por el «desempleo tecnológico».
De un tiempo acá, han surgidos temores debido a que las transformaciones y disrupciones causadas por el desarrollo de la robótica y la inteligencia artificial desplace a grandes contingentes de trabajadores de sus ocupaciones habituales y las máquinas sustituyan el trabajo humano.
Lo primero que hay que preguntarse, ¿qué es exactamente un «robot”? Podríamos imaginar un robot similar al famoso androide “hombre data” de la película de ciencia ficción Star Trek. Sin embargo, un robot es cualquier dispositivo o algoritmo que hace lo que alguna vez hicieron los humanos, desde cosechadoras mecánicas hasta lavaplatos y sitios de búsqueda de pasajes aéreos.
Los robots son muy buenos para realizar tareas rutinarias o repetitivas. Los trabajos que incluyen muchos de estos tipos de tareas son los más susceptibles de automatización, lo que significa que una vez que la tecnología está instalada y programada, el proceso de producción ocurre automáticamente (sin asistencia humana).
Los cambios en la tecnología están cambiando los tipos de trabajos disponibles y los salarios pagados en esos trabajos. A medida que la tecnología sustituya el trabajo rutinario, se producirá una polarización, lo que significa que muchos trabajos en el “medio” desaparecerán a través de la automatización.
Surgen las preocupaciones y temores entre los trabajadores, con posiciones a favor y en contra acerca del impacto de la automatización de los procesos de trabajo. Algunos plantean que, a medida que algunos sectores se contraen por la tecnología (sustitución), surgen otros sectores (complementarios).
Pero las alarmas se han disparado con la aparición del “ChatGPT”, cuyo sistema basado en la inteligencia artificial, capaz de responder a cualquier cosa que le pidas, puede sustituir muchas ocupaciones.