Robo de órganos es definido como leyenda urbana

Robo de órganos es definido como leyenda urbana

Robo de órganos es definido como leyenda urbana

Santo Domingo.-En toda la historia de la humanidad no se ha registrado un solo caso de rapto para extraer órganos y luego realizar un trasplante, por los altos niveles de complejidad que conlleva este proceso.

Así se refirió Fernando Morales Billini, presidente del Instituto Nacional de Coordinación de Trasplante (Incort), de lo que el califica de “leyenda urbana” la información sobre el supuesto robo de órganos tras la desaparición de la niña Carla Massiel.

Este hecho también coincide con el súbito cierre de tres clínicas en Santo Domingo Este, que supuestamente guarda relación con el caso de la niña.

Falta cultura forense

El galeno, con más de 30 años de experiencia en el área de trasplante, comienza a desmontar esa absurda teoría describiendo la falta de cultura forense que existe en el país para realizar una pesquisa con todo el rigor que esto debe conllevar.

Explica que el proceso de levantamiento de la osamenta hallada en el sector Los García, de la cual por el momento se desconoce su género y edad, no fue el más correcto, puesto que los órganos y los tejidos enterrados en esa área desaparecieron.

“Si un patólogo forense hubiese hecho el levantamiento del cadáver, posiblemente hubiese buscado los rasgos de huellas orgánicas, pues lo órganos dejan su rastro aunque se los coman los gusanos. Pero la Policía los agarra y los mete en un saco. Aquí no hay una cultura forense desgraciadamente”, manifiesta el especialista.

La ruta critica

Para que se tenga una idea de lo complejo que es el proceso de un trasplante, Morales describió la ruta crítica que debe agotarse.

Señala el especialista que primero se le solicita a la familia, así como lo está leyendo, en medio de la pérdida de su ser querido, que autorice la donación de los órganos.

Y en caso de ser afirmativo, empieza una lucha campal contra el tiempo para iniciar el proceso de la extracción de órganos.

Aclara que este tipo de pacientes son identificados por los coordinadores en los hospitales donde existen unidades de terapia intensiva o unidades de trauma con respirador.

Indica que los pacientes en coma profundo que hayan tenido un trauma cráneoencefálico o un accidente cráneoencefálico, además de tener características de ser una persona sana, pueden ser aparentemente donantes de órganos. Prosigue que con el sí de la familia, el cuerpo sin vida del donador se mantiene conectado a ventiladores como forma de mantener los órganos funcionando.

Luego, apunta Morales, se empieza a realizar una serie pruebas que van desde la histocompatibilidad, laboratorio de inmunología, virales, hepatitis y tumorales entre otros. Destaca que todo debe hacerse en menos de 8 horas.

Con todos estos resultados, también se va buscando en la misma base de datos de la entidad el receptor, es decir el beneficiario que recibirá uno o más de un órgano en caso que así lo ameritara, para proceder al trasplante.

En el manejo de un trasplante pueden llegar a participar casi 100 personas entre ellos instrumentistas, enfermeras, cirujanos, ayudantes, luego a sala de terapia intensiva, intensivistas, durante todo el proceso.

Ese solo cuerpo sin vida puede ayudar a más de una persona, dependiendo de su condición de salud.

Ministerio Público sin orientación de Incort

Morales Billini dijo que el Ministerio Público lo ha llamado, y que no se ha reunido con él como director del Incort para orientarlo.

“Ayer me llamaron y me quedé esperando una reunión con ella (fiscal Olga Diná), así que decidieron ir a intervenir el hospital”, contó.

Dijo que el Ministerio Público merece respeto, aunque los funcionarios a veces traspasan los niveles

. Reiteró que no han tenido ningún tipo de trabajo en el Incort.

En el caso de la intervención de las clínicas Integral 1,2 y 3, dijo que no cuentan con las condiciones de extraer un órgano y mucho menos para implantarlo. Destacó que los trasplantes deben tener una relación de edad, peso y tamaño, pues no se puede poner un órgano a una persona que el tamaño difiera en un 25 %.