El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, no dimitió ayer como se esperaba, y durante un mensaje televisado insistió en “la necesidad de llevar a cabo acciones para devolver” al país “a la normalidad”.
Mugabe, acompañado por los altos mandos del Ejército, reclamó que el país no se “deje llevar por la amargura” y dijo que “tiene en cuenta” todas las quejas formuladas por diferentes estratos de la sociedad y por su propio partido, que hoy lo destituyó como número uno y lo emplazó a dimitir hoy.
Mugabe estaba bajo arresto domiciliario y se reunió en dos ocasiones con los militares para su salida.