Los fans de la cantante Rihanna llevan ocho años esperando a que su ídolo les deleite con un nuevo disco.
Cuando se anunció que protagonizaría el intermedio musical de la Super Bowl, en febrero de 2023, se dio por hecho que el lanzamiento de su noveno trabajo discográfico era inminente. Sin embargo, la diva apareció en el escenario luciendo una abultada tripita de embarazada y afirmó después que la maternidad y sus incursiones en la moda no le dejaban tiempo libre para dedicarse a la música.
Esta semana, la estrella del pop y su pareja, el rapero ASAP Rocky, se han dejado ver por las calles de Nueva York ataviados con ropa cómoda e informal. La barbadense ha optado por una larga falda combinada con unas zapatillas rojas y un llamativo bolso verde. Pero ha sido su camiseta azul la que ha atraído todas las miradas, pues las letras de su estampado transmiten un mensaje, aparentemente muy revelador, sobre el momento que vive a nivel profesional. «Estoy retirada», se puede leer con claridad. «Esto es todo lo que voy a hacer para salir arreglada», reza el resto de la frase.
Es pronto para adivinar el verdadero significado de su nada sutil declaración de intenciones. Puede que se trate de una mera broma para justificar su decisión de alejarse de sus estilismos más sofisticados, o quizás un aviso a navegantes para que la dejen trabajar tranquila y sin prisas en las canciones que conformarán su próximo proyecto.
Lo cierto es que Rihanna confirmó meses atrás que ya tenía varios temas «muy buenos» para el eventual disco. «Tengo cosas de las que siento que pueden desembocar en grandes éxitos. De verdad», insistía ante los micrófonos de Entertainment Tonight. Pero la estrella prefiere esconder sus cartas al tiempo que se vuelca en la promoción de su nueva línea de productos para el cabello, englobada en su famosa marca Fenty, y en la crianza de los pequeños RZA y Riot, sus dos niños con el astro del hip hop.