Claudio Caamaño Vélez.
La agricultura es un pilar fundamental de nuestra economía y de la vida cotidiana de cientos de miles de personas vinculadas a este sector.
El acceso a tecnologías avanzadas de riego (como el goteo, aspersión, microaspersión, nivelación láser, etc.) representa una gran oportunidad para impulsar el desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida de nuestras comunidades.
Con esto no sólo se reduce el desperdicio de un recurso cada vez más escaso y valioso, sino que también se mejora el rendimiento de los cultivos, así como su rentabilidad y competitividad.
El riego tecnificado no sólo mejora la vida en el campo, también en las ciudades. La demanda de agua agrícola y urbana tienen un estrecho vínculo.
Por ejemplo, mejorando el riego de la zona de influencia del canal Marcos A. Cabral, que se abastece de la presa de Valdesia, se podría reducir hasta en un 60 % del déficit de agua potable de la capital.
El impacto del riego tecnificado está estrechamente vinculado al desarrollo económico, la seguridad alimentaria, la seguridad hídrica y la sostenibilidad ambiental.
Estas tecnologías no sólo están revolucionando la agricultura, sino que también están creando oportunidades para el crecimiento económico inclusivo y el desarrollo rural en nuestra querida República Dominicana.
