
Santo Domingo.-Un viaje a Elías Piña en noviembre de 2007 le cambió la vida a Ricardo Angomás Rodríguez. Él acompañaba a su cuñado, quien tuvo un pleito con tres individuos armados y resultó herido, quienes decidieron devolverse a rematarlo.
Al ver la situación, y a sabiendas de que su cuñado portaba un arma, Angomás Rodríguez la tomó y disparó a los agresores, hiriéndolos, uno de ellos posteriormente falleció. Por el hecho fue sentenciado a 15 años por homicidio.
En apelación le bajaron la condena a ocho años, de los cuales lleva seis años y tres meses.
Con ese fallo Rodríguez manifestó que se sintió conforme y tranquilo, aunque, “una vida no se paga con ninguna sentencia”.
Pero dijo que él entendía que iba a perder la vida “y desgraciadamente para ellos y afortunadamente para mí pude salvarme”. “No fue para matar que yo disparé”, dice el interno que cumple su pena en el Centro de Corrección y Rehabilitación Abierto Haras Nacionales, único modelo de ese estilo para hombres.
El número 33
Angomás forma parte de los 33 privados de libertad que califican para estar allí por su óptimo comportamiento, y con la salvedad de que han cumplido más de la mitad de su condena.

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Dayana Acosta
Periodista dominicana con maestría en Comunicación Corporativa y Gerencia Hospitalaria y Seguridad Social. Apasionada de la investigación y de contar historias con propósito.