La revolución cubana comenzó el 1 de enero de 1959 tras la huida del entonces gobernante de facto, Fulgencio Batista.
Cuando la Revolución cubana comenzó, todavía Dwight Eisenhower era presidente de Estados Unidos, Adolfo López Mateos gobernaba México y la Unión Soviética era la segunda potencia del mundo.
Sesenta años después, Eisenhower, López Mateo y la URSS son apenas recuerdos en libros de historia, pero el proceso que inició Fidel Castro en la mayor isla del Caribe, todavía sigue dando de qué hablar y sembrando simpatías y detractores a lo largo del mundo.
No habrá grandes celebraciones en la isla por este aniversario cerrado en el que, por primera vez en décadas, no gobierna alguien de apellido Castro un 1 de enero.
Para los admiradores de la Revolución cubana, la fecha marca una jornada simbólica: por más de medio siglo Cuba ha sido el símbolo de la resistencia ante Estados Unidos, el icono de la soberanía política latinoamericana y la esperanza de un modelo alternativo para el caótico orden mundial.
Para sus detractores, la fecha marca un año más de perpetuación en el poder de un grupo que, en su criterio, ha coartado las libertades y los derechos de un pueblo y lo han sumido en la pobreza, la crisis y «uno de los mayores exilios de la historia».
Entretanto, en las calles, el cubano común llega al nuevo cumpleaños de la Revolución con una falta generalizada de pan, los artistas siguen en vilo por lo que pasará con un decreto que consideran que limita su libertad de creación y muchos se preguntan qué traerá finalmente el texto de una nueva Constitución que debe aprobarse en febrero.
En BBC Mundo repasamos 3 grandes logros y 3 grandes fracasos de ese movimiento político que ha marcado la historia de Cuba -y de América Latina- en los últimos 60 años.
Logros
Salud
A través de los años, uno de los elogios más reiterativos que consigue la isla en casi cualquier escenario es su sistema de salud, público y universal, que la ubica como un referente frente a la mayoría de naciones de Latinoamérica.
«Los éxitos de Cuba en materia de salud son reconocidos mundialmente y dan cuenta de un nivel de compromiso consecuente y sistemático con el desarrollo de la salud por parte de las más altas autoridades de ese país desde 1959″, señala la Organización Mundial de la Salud a BBC Mundo.
Esa institución destaca, entre otros, la colaboración médica de la isla en otras naciones, la baja mortalidad infantil y el hecho de que, recientemente, se convirtió en el primer lugar del mundo en eliminar la transmisión materno-infantil del VIH/Sida y la sífilis congénita.
Es importante señalar que ya antes de la Revolución, en 1957, Cuba ocupaba el primer lugar de la región con menor mortalidad infantil y con mayor número de médicos y camas en los hospitales por habitantes, cifras que todavía ostenta.
En las últimas dos décadas el servicio médico en Cuba se ha deteriorado dada la falta de medicinas, equipos médicos y las deficiencias estructurales severas en varias instituciones hospitalarias.
El gobierno cubano lo atribuye a las sanciones económicas impuestas por el gobierno de Estados Unidos por casi 60 años.
«Más allá de las críticas que puedan hacérsele, la revolución hizo posible la salud para miles personas y eso es un hecho«, asegura a BBC Mundo el politólogo cubano Carlos Alzugaray.
Educación
60 años después del triunfo de Fidel Castro, el país ha erradicado prácticamente el analfabetismo, cuenta con un sistema de educación público que abarcatodas las enseñanzas y ha creado modelos educativos que se han utilizado en el resto de Latinoamérica.
«Antes de la revolución, si bien el analfabetismo en la ciudad era del 11%, en el campo era del 40%. Eso es algo que con la revolución se solucionó. Se eliminó además la educación privada y se hizo accesible para toda la población», cuenta Mesa-Lago a BBC Mundo.
Mark Brenner, especialista en Cuba de la American University, señala que el modelo educativo de la isla es un referente en la región y ha logrado formar por generaciones a una de las poblaciones más preparadas académicamente de América Latina.
Sin embargo Sebastián Arcos, director del Instituto de Estudios Cubanos de la Universidad Internacional de Florida, cuestiona que el acceso a ciertos niveles de enseñanza se limita a la condición de «ser revolucionario» y recuerda casos de expulsiones de estudiantes por expresar criterios contrarios a los del gobierno o- hace unas décadas- por ser homosexuales o tener el pelo largo.
«Es un país donde las escuelas se utilizan para adoctrinar a la gente desde muy jóvenes y donde se ponen los valores comunistas por encima de los valores de la enseñanza«, le dice a BBC Mundo.
Seguridad
Un hecho que para muchos escapa en la cotidianidad de la isla es que, según varios organismos internacionales -e, incluso, según ha reconocido en decenas de alertas de viajes el Departamento de Estado de EE.UU.- Cuba es uno de los países más seguros de Latinoamérica y el Caribe.
Estadísticas de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen muestran que la tasa de homicidios en la isla entre 2012 y 2016 fue de 4,99 por cada 100.000 habitantes, lo que la convierte en el segundo país más seguro de la región, solo superado por Chile.
El portal Data World, que compila datos oficiales, la ubicó por años como el lugar más seguro para visitar por estadounidenses, en comparación con otros destinos turísticos populares cercanos a EE.UU.
Arcos, aunque reconoce los altos niveles de seguridad en la isla, considera que estos se deben al «sistema represivo, de vigilancia y control» que ha establecido el gobierno cubano.
«Es un estado policiaco, dedicado a la seguridad y al control de las personas. Han creado mecanismos para que la gente tenga miedo y han llegado a hacer que casi todos los cubanos sientan que son vigilados o que alguien les escucha cuando hablan por teléfono», sostiene.
Fracasos
Economía
Casi todos los expertos consultados por BBC Mundo coinciden en calificar a la economía como el mayor fiasco del proceso iniciado por Fidel Castro en 1959.
«Yo diría que es la gran falencia o lo que quedó pendiente de esos 60 años y es que todavía no se ha alcanzado esa sociedad próspera y sostenible que se planteó alguna vez, lo que significa que todavía haya muchos asuntos pendientes en materia de vivienda, en materia de alcanzar niveles de vida aceptables para todo el mundo», opina Alzugaray.
El economista cubano Mauricio De Miranda Parrondo, profesor de la Universidad Javeriana de Cali, considera que un error fundamental en este sentido fue «el desconocimiento de las leyes de la economía» por parte del gobierno.
«La dirección cubana pecó de excesivo idealismo y de voluntarismo en la conducción de la economía. Siempre se priorizó la razón política y el mantenimiento del poder sobre la razón económica, explica a BBC Mundo.
Mesa-Lago, destaca, no obstante, que pese a la crisis económica sostenida que vive, Cuba ha logrado continuar creciendo (aunque sea en números muy pequeños) y que realizó una transformación económica en la que pasó de ser una economía dependiente del azúcar a otra dependiente de los servicios.
«Pero no ha logrado un cambio estructural que permita tener ese crecimiento económico sostenido del que han estado hablando desde decenios y que le permita recuperar los estándares de vida que tenía cuando todavía vivía del dinero de la Unión Soviética», comenta.
Derechos humanos
Es uno de los temas más peliagudos y de los que más controversia generan entre quienes apoyan o critican la Revolución cubana.
A través de los años, organizamos internacionales y críticos del gobierno han denunciado lo que consideran violaciones sistemáticas de los derechos humanos en la isla, que van desde la falta de libertad de prensa hasta el encarcelamiento o la persecución de opositores políticos, algo que el gobierno y sus seguidores niegan.
En septiembre pasado, en su informe anual, el secretario general de Naciones Unidas incluyó nuevamente a Cuba entre los países que toman «represalias vergonzosas» contra quienes defienden los derechos humanos.
Otras organizaciones, como Amnistía Internacional o Human Right Watch también publican periódicamente informes en los que cuestionan el estado de los derechos humanos en la isla.
«Por 60 años se han dedicado a callar, a encerrar u obligar a salir del país a todo el que piense diferente«, opina Arcos.
El gobierno cubano asegura, por su parte, que pocas naciones del mundo respetan los derechos humanos como ellos y tilda a los opositores de ser «mercenarios» al servicio de Estados Unidos.
Brenner considera que al hablar de derechos humanos en la isla se debe tener en cuenta «las fuertes presiones» que ha vivido por parte de Washington, que, en su criterio, llevaron al gobierno de La Habana a sobreestimar la amenaza y a que varios derechos sucumbieran ante la aspiración de mantener a flote el sistema.
«La Declaración Universal de los Derechos Humanos tiene tres componentes: derechos políticos, sociales y económicos. Y el gobierno cubano han enfatizado en los derechos sociales y económicos, pero se han dado de lado los derechos políticos,» sostiene.
«El hombre nuevo»
En el paradigma del «hombre nuevo», el ideal de Ernesto «Che» Guevara de crear un nuevo sistema de relaciones humanas, muchos críticos ven el resumen de una serie de fiascos de todo tipo que han impactado en las esencias del cubano de a pie y que han llevado a algunos a notar una falta de compromiso con el país y su futuro.
«¿Cuál es el resultado 60 años después? ¿Un país del que se calcula que han emigrado más de 3 millones de personas, que está devastado, con las familias separadas, con una economía que no funciona, con jóvenes que solo quieren irse a otro lugar? ¿Cuál ha sido el impacto en el ser humano? Pues algo catastrófico», opina Arcos.
Alzugaray, por su parte, si bien reconoce que del «hombre nuevo» no queda nada, considera que, pese a todo, aún existen notables niveles de apoyo hacia la revolución.
«No la apoyan igual que hace 60 años, porque lógicamente ha pasado el tiempo y se han presentado muchas dificultades y la gente se ha sacrificado mucho, pero yo diría que las cuotas de participación son altas», comenta.
En criterio de Brenner, su percepción tras más de 44 años viajando a la isla, es que la gente allí «está muy decepcionada» de no tener la oportunidad de colmar sus aspiraciones personales en su propio país.
«Son personas con una gran capacidad y una gran preparación, pero no tienen oportunidad de ejercerlas en empleos que los hagan sentir satisfechos. Tienen una tremenda creatividad, pero muy pocos espacios donde puedan ponerla en práctica», señala.
El experto considera que se trata de una realidad «muy complicada», porque el nuevo presidente «no parece capaz de producir algo dramáticamente diferente y no veo que haya planes tampoco de hacerlo».
«Creo que es un punto muy crítico en la historia de la revolución: hay un liderazgo nuevo, pero no hay un plan nuevo para alcanzar, al menos parcialmente, lo que aspiran a alcanzar o para ofrecerle a la gente algo mejor de lo que han tenido hasta ahora», sostiene.