Retos del informe de la reforma policial (2 de 2)

Retos del informe de la reforma policial (2 de 2)

Retos del informe de la  reforma policial (2 de 2)

Wilfredo Mora

2.- Capítulo criminológico. José Ramón López se encuentra entre los mejores ensayistas dominicanos. Él ha expresado su pensar acerca de las reformas que salvarían a la nación dominicana.

Las divide en tres: las tontas, las partidaristas y las infundamentadas. Esta última señala una finalidad excelente, “pero no trazan un pedestal firme sobre la cual pudiera establecerse la conclusión a que aspiran”.

Este tipo de reformas son “peligrosas”, si bien tiene valor intrínseco, se hace de buena fe y tratan aspectos óptimos para el país, pero –como él mismo lo señala–, la “deficiencia es no haber comenzado el estudio por el principio, sino ya próximo a la floración”. Evitar no “combatir “las causas”, y limitarse a luchar “con efectos”, que no harán desaparecer las malhadadas causas mientras subsistan.

Esta ha sido nuestra hipótesis de origen: para que pueda reformarse la Policía, primero hay que llevar a cabo la reestructuración total, orgánica, pero no funcionaría si ella sólo es integral.

Para hablar de reestructuración policial hay que hacer una averiguación antropológica y criminológica, que implica: 1. Radiografía policial 2.

Carrera policial 3. Cultura policial 4. Enculturación del policía 6. Control y desviación 7. Aislamiento del policía 8. El yo del policía y 9. La sub-cultura.

En cambio, si apostamos a la reforma, la premisa que se reconoce (aunque es sabida por todos), es esta: la PN seguirá colaborando con el poder dominante.

De ahí sus viejas características: disciplina militar, preparación deficiente y empírica, subgrupos, ingresos bajos, grados de corrupción, que el Poder Ejecutivo tolera. La reforma vista así es, pues, una lotería, no un proceso.

Herman Goldstein, un criminólogo estadounidense, con verdadero conocimiento en temas de policías comunitarias y organización policial, expresó su idea de la reforma policial. Si seguimos su esquema, sería: 1. Redefinición de la función policial y las expectativas del público 2.

Focalizar la sustancia de la actividad policial 3. Repensar la relación entre policía y sistema de justicia 4. Cambiar ambiente de trabajo policial. Eso ya tiene un carácter de reforma interna, como lo señala una verdadera reestructuración.

Las nuevas policías no serán perfectas, pero serán cualitativamente mejores después de la reforma. Pero existe un dilema que sólo la reestructuración del cuerpo policial puede resolver; ¿qué hacer con los viejos policías?, ¿cómo seleccionar a los nuevos policías? Son muchos los agentes a los va a impactar el cambio; tampoco hay una policía, sino varias policías, algunas de ellas muy especializadas.

Una variable muy vinculada a la delincuencia ha sido dar funciones policiales de forma errada o simplemente no haberlas dado correctamente.

En fin, el desmantelamiento de la Policía tiene que ver con el auge de la criminalidad, y viceversa. Es decir, si se fortalece una, la otra va a debilitarse, viceversa. Hasta ahora sólo se ha visto discurso político, retórica pro-reforma, debate profano, no académico. Corsi e ricorsi (la historia avanza impulsada por el progreso, y, a veces, como farsa).



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