1.- Las estrategias del informe. El primer impulso de cambio y transformación de la institución policial se originó a partir de los reclamos ciudadanos del comportamiento de los agentes policiales.
Los casos de corrupción dejaron al descubierto que esta fuerza se ha convertido en una institución con poder pero no con ineficacia.
Las bajas mortales y agresiones demostrativas del exceso policial acrecentaron la desconfianza en la ciudadanía, aunque puede decirse que hay “eficacia” en la persecución de los crímenes y delitos, se han vuelto sumamente común las muertes de los infractores.
Eso fue lo que motivó a las autoridades actuales a cambiar ese estado de situación, y lo que se esperaba era una restructuración total de la Policía Nacional. Se ha empleado la palabra “reforma policial”, pero no es exactamente lo mismo.
Las reformas son permanentes, y tienen por objetivo avanzar en el desarrollo de una institución; la reestructuración es unitaria, y se enfoca en erradicar las dificultades de la situación presente. No busca generar estrategias en la construcción de política pública, o democratizar las acciones de seguridad pública, pero sirve de base a los procesos de reforma, los cuales ofrecen sus resultados tiempos después.
Las reformas policiales son contraproducentes y pueden por sí mismas ser la causa principal de que continúe la violencia que ejercen las fuerzas de seguridad contra la ciudadanía.
La reforma es positiva en el sentido de la profesionalización y modernización del organismo policial, pero es negativa si se asocia a situaciones de interés político. Vivimos en tiempos de paz, no así de democracia. La frase de Michel Foucault lo dice más sutilmente: “La función de la justicia es hacer que la policía funcione”.
La versión final del informe que he leído, simplemente admite que se va a dejar continuar en sus funciones a los mismos oficiales relacionados a actitudes militaristas y abusivas.
Entre cifras de la criminalidad que no se ofrecen en el documento, y retóricas del panorama actual que se hace de la institución para indicar los aspectos a reformar, es preciso hacer mención de las particularidades de la gestión que se ha llevado a cabo, por la alta jerarquía de la jefatura.
Todo proceso de reforma es un paso de progreso y uno de sus elementos es la voluntad política. Pero la presente iniciativa de reforma excluyó la desmilitarización y politización de la Policía Nacional.
El desafío de que los cambios se produzcan a corto, mediano y largo plazo, es característico de las reformas; en el caso de la institución policial debió enfatizarse en construir capacidades civiles (Policía Civil), pues es un ideal claro que si el cuerpo trabaja para la población, debe ser un civil quien la dirija. Hay, en el mundo policías con directores civiles que están ofreciendo buenos servicios.
La reforma policial no ha seguido el contexto dominicano. Ha basado su esfuerzo en consultar a entidades que no son parte de nuestra realidad. Las fórmulas recogidas por agencias foráneas que evaluaron a la institución de seguridad pública revelaron que el Estado jugó un papel secundario.
El desafío no era construir una nueva Policía Nacional, sino desarticular una vieja estructura anclada desde hace décadas.