La educación debe continuar. Las situaciones de crisis no deben detener el desarrollo integral de nuestros ciudadanos. Los tiempos difíciles pueden y deben convertirse en momentos de aprendizaje y crecimiento espiritual e intelectual. Una prueba superada siempre deja resultados positivos en las personas que logran aprender de ella. Lo mismo debe suceder en el sector educativo nacional.
Entre las enseñanzas que debemos asimilar en el contexto de la pandemia es que todavía tenemos agendas pendientes por resolver. Una de ellas es la brecha digital, entendida como “la distribución desigual en el acceso, en el uso, o en el impacto de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) entre grupos sociales”.
Es de justicia reconocer los grandes esfuerzos que se han realizado en el tiempo para combatir dicha desigualdad social y digital. Es por eso que no podemos detener dicha agenda. Debemos continuar trabajando para que los más vulnerable puedan acceder a las oportunidades y beneficios que ofrece la era digital.
En ese sentido propongo tres elementos claves para ayudar a combatir la brecha digital en la educación: reducir los costos, alfabetizar digitalmente y cobertura universal en acceso a internet y equipos tecnológicos.
Lograremos reducir la brecha digital en la educación cuando podamos reducir los costos de internet y demás servicios digitales, capacitar a estudiantes y maestros en el uso efectivo y eficiente de dichas herramientas tecnológicas, así como garantizar que dichos softwares y hardwares estén disponibles para todos y todas, sin importar su nivel socioeconómico.
Dentro de los tres niveles de desarrollo digital, es importante dar prioridad al acceso universal a internet de banda ancha. Llevar buen internet a todos los hogares dominicanos debería ser una prioridad nacional.
Todos los centros educativos deben estar conectados a la red para que así pueda llegar de manera democrática e igualitaria el conocimiento de la humanidad de la mano de una buena estrategia pedagógica. Podemos lograrlo.