Un lector me lanza un reto que acepto: escribir cinco columnas consecutivas sin pellizcar al gobierno ni al presidente Abinader y comentar asuntos positivos de la presente administración; por ejemplo, toda esta semana de lunes a viernes. Inicialmente consideré rehusar, pues cumplir el desafío quizás no significa nada; confundiría a suspicaces; inquietaría a sus cornetas; podría lucir insincero; iría contracorriente de mi sindéresis.
Pero quizás reforzaría mi buena fe. Comienzo con felicitar al presidente Abinader por su generosa disposición de donar cada mes su salario como jefe del Estado a distintas entidades de bien social.
Quizás no debió esperar seis meses para informar quiénes fueron beneficiados con su desprendimiento, pues ningún gobernante puede considerar nada público y suyo, como esta donación, parte de su esfera privada, especialmente después de haber anunciado voluntariamente ese noble gesto.
Me parece que tanto Luis como su señora, la primera dama Raquel Arbaje, están ambos demostrando una sensibilidad social que habla bien de sus intenciones y que ayuda a acomodar la imagen del gobierno. Sigo mañana…