Responsabilidad y embarazo en adolescentes

El Fondo de Población de las Naciones Unidas recientemente ha dado la alarma del incremento de embarazos en adolescentes como uno de los principales problemas de América Latina y el Caribe, región en la cual un 30% de mujeres se embaraza antes de cumplir 20 años.
La República Dominicana es uno de los países con mayor proporción de adolescentes en esa situación. Más de un 20% de los embarazos de mujeres en edad fértil son de adolescentes. Los reportes de muertes y complicaciones de salud de niñas y adolescentes embarazadas alarman a a las instituciones públicas y privadas y a toda la población.
A los que estamos comprometidos con el bienestar y desarrollo del país nos preocupa la situación porque una adolescente embarazada representa en muchos casos vidas perdidas, niños y niñas desprotegidos, mujeres abusadas, y, sobre todo, la reproducción de la miseria y la exclusión social asociadas a un embarazo a destiempo.
La prevención del embarazo de adolescentes es un asunto de responsabilidad. Este mal se produce por fallas del sistema de protección de niños, niñas y adolescentes, porque alguien incumplió con su deber o por hechos de irresponsabilidad personal, familiar, judicial o social.
La responsabilidad personal se impone en el caso de los hombres jóvenes o adultos que abusan de niñas que pueden ser sus hijas y a las que tienen el deber de proteger y cuidar, no seducir con manipulaciones o abuso de poder asociado a la asimetría de edad, al prestigio espiritual o a la posición económica.
Responsabilidad familiar le exigimos a los padres y madres en el cumplimiento de las obligaciones legales y morales que tienen frente a sus hijos e hijos menores de edad.
La ley 136-03 establece que la familia es responsable, en primer término, de asegurar a los niños, niñas y adolescentes el ejercicio y disfrute pleno y efectivo de sus derechos fundamentales y que tienen responsabilidades y obligaciones comunes e iguales en lo que respecta al cuidado, desarrollo, educación y protección integral de sus hijos e hijas.
El cumplimiento de la responsabilidad paterno filial es impostergable en una sociedad que es indiferente ante padres y madres que, en vez de cumplir sus deberes de protección, son un peligro para los hijos e hijas que engendraron.
Padres o madres que en lugar de orientar a las adolescentes hacia un plan de vida y procurar su desarrollo, se descuidan de sus estudios, de sus relaciones, de sus salidas y, muchas veces, hasta las explotan en trabajo infantil en las calles, las prostituyen o las convierten en una fuente de recursos económicos.
Responsabilidad exige la sociedad a la justicia, que por incompetencia, indolencia o ignorancia, permite la impunidad de abusos sexuales de niños o niñas por ausencia de pruebas de penetración, por sobornos o por presión social.
La responsabilidad de prevenir el embarazo en adolescentes es de todos y todas. Empecemos por educar bien a nuestros hijos e hijas pequeños. Inculcar en ellos y ellas el auto cuidado, el reconocimiento de su dignidad y la responsabilidad que tienen frente a su vida y su futuro. Enseñémoslos a decir no, a ser asertivos.
A tomar decisiones inteligentes y de visión de largo plazo.
No dejemos la tarea de educar sólo a la escuela. No deleguemos a la televisión o al internet la misión educadora de la familia como fuente de aprendizaje y práctica de valores.
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